El sector funerario reclama una ley nacional que regule el esparcimiento de las cenizas

El sector funerario reclama una ley nacional que regule el esparcimiento  de las cenizas
14 agosto 2014 página 50 MADRID, 13/08/2014.- Salida en manos de un trabajador de la funerario Parcesa de las cenizas del misionero Miguel Pajares, fallecido ayer a causa del virus del Ébola, del Hospital San Rafael de Madrid que pertenece

La asociación Panasef, que representa a las empresas del sector de los servicios funerarios en España, reclama una ley nacional que regule, entre otras cuestiones, el destino final de las cenizas mortuorias, después de que el pasado martes el Vaticano publicara un documento que prohíbe a los católicos esparcirlas por el aire o el mar así como guardarlas en casa.
Panasef defiende la libertad de creencias religiosas de las familias que solicitan sus servicios y, por lo tanto, respeta la libre decisión de esparcir o no las cenizas de sus fallecidos, pero considera que es necesaria una ley a nivel nacional que lo regule porque, actualmente, según explican desde Panasef, las prohibiciones en este sentido (por ejemplo, de arrojar las cenizas en un determinado espacio natural) varían de unas comunidades a otras.
El sector funerario está solicitando desde hace tiempo una Ley Nacional de Servicios Funerarios consensuada por todas las partes que regule no solo este aspecto de las cenizas sino también el sanitario, que permita a las empresas de todo el territorio español trabajar en igualdad de condiciones y en la que se defiendan los derechos de las familias que necesitan de los servicios funerarios.
“Creemos que esta ley, en la que se debería tener en cuenta el aspecto sanitario de nuestro trabajo, nos permitiría seguir avanzando en la profesionalidad del sector y seguir mejorando el servicio que ofrecemos a las familias”, indicó el presidente, Juan Vicente Sánchez-Araña.

medio ambiente
Panasef también insistió en el respeto al medio ambiente y en este sentido, advierte de la práctica de lanzar al mar las cenizas con la urna funeraria, sobre todo, si esta no es biodegradable. 
En este sentido, en 2004, el Ayuntamiento de Almonte (Huelva) prohibió lanzar las cenizas a las marismas, una costumbre que según explicó el alcalde, venía “proliferando” entre los rocieros y que provocaba que al bajar el nivel del agua la marisma pareciera “un cementerio”, con flores y otros enseres. n

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