Los sanfermines despiden el primer fin de semana con un encierro limpio

Los sanfermines despidieron ayer su primer y multitudinario fin de semana de este año con las calles abarrotadas de pamploneses y visitantes que vivieron un emocionante pero limpio encierro y que aprovecharon los numerosos actos que durante el resto del día ofrecía el programa.
El cielo nublado y la fuerte tormenta de por la mañana refrescó y limpió las calles de Pamplona presidió el inicio de esta tercera jornada de fiestas, e incluso obligó a cambiar los planes de algunos que a esas horas dormían en la calle o de otros que tenían previsto correr el encierro pero que cambiaron de opinión por la peligrosidad añadida del aguacero.
Así, la carrera fue menos multitudinaria que en cualquier domingo sanferminero, tanto en corredores como en público, que en cualquier caso se acercó en buen número al recorrido del encierro para ver a los imprevisibles toros de José Escolar Gil, que en sus tres participaciones anteriores destacaron por comportamientos poco habituales, con la vuelta al corral de más de uno.
No fue el caso de la torada de este año de Escolar, que avanzó con cinco bravos hermanados y el sexto rezagado desde el principio, pero en una carrera continua que completaron en 2 minutos y 56 segundos, sin dejar corneados a su paso. Sí hubo cinco corredores que, afectados por contusiones, fueron atendidos en el Complejo Hospitalario de Navarra, uno de ellos con diagnóstico “grave”, el neoyorkino M.R.T., de 40 años, quien presenta fractura de tobillo con indicación de cirugía e ingreso, aunque se desconoce si finalmente será tratado en Pamplona o en su país, al estar pendiente de trámites con su seguro.
De carácter “menos grave” fue diagnosticado J.A.G.T., de 29 años y procedente de Badajoz, mientras que los otros tres atendidos en el CHN, son de carácter leve, como el pamplonés de 45 años J.P.L.A.; la zamorana L.M.B., de 20 años; y el guipuzcoano de Deba de 43 años I.A.O.
Finalizado el encierro, el sol lució finalmente en Pamplona y las calles se habilitaron de nuevo para desayunar al aire libre, acompañar en su periplo diario a la centenaria Comparsa de Gigantes y Cabezudos, o acercarse a los numerosos actos programados por la mañana, con deporte rural, recitales de jotas y charangas.
Para entonces el sol ya había secado los restos de la tormenta matutina, cuya intensidad sin embargo dejó el ruedo de la Plaza de Toros en tan mal estado que obligó a suspender el concurso de recortes con toro, previsto para la mañana.