“Rachmaninov crece como una persona mayor, que habla menos pero va al grano”

“Rachmaninov crece como una persona mayor, que habla  menos pero va al grano”

Defiende la calidad y la belleza del sonido por encima de todo, junto a la madurez y la trasmisión de emociones. Es por eso que Marianna Prjevalskaya se alía con Rachmaninov en su tercer disco y rescata dos obras separadas por 30 años, en las que el oído aprecia la evolución del compositor: “Variaciones sobre un tema de Chopin Op.22” y “Variaciones sobre un tema de Corelli op.42”. 
Ambas se acercan a su sensibilidad de artista y si la primera apenas se toca porque es larga y requiere tiempo, en la segunda el autor adquiere capacidad de síntesis: “Rachmaninov crece como una persona mayor, que habla menos, pero va al grano”. El proyecto, que estará disponible en España en una o dos semanas, es el resultado de dos años de trabajo. Cuenta la artista que cogió forma gracias a haber ganado la medalla de oro de la Cincinnati World Piano en 2013. Esto le permitió conocer a un equipo de grabación “increíble” que le ayudaron a ponerle patas a la idea en tan solo cuatro días: “Salió todo tal y como yo quería”. Distribuido por el sello internacional Naxos, el álbum rebota de los Estados Unidos a Alemania con el fin de dar a conocer un nombre que ella mastica desde niña: “Tiene obras muy importantes para mí”. Su repertorio al piano lo convierten en un referente para Marianna que hoy le agradece en forma de CD lo hecho en el mundo de la música. Cuenta que sus composiciones dejan que el pianista se desnude y muestre su virtuosismo. 
En las dos, el lenguaje cambia: “La primera es de 1903” y la de Corelli tiene 30 años más. Explica la experta que la experiencia le hizo escribir de forma más compacta y de lo extenso que se muestra en la de Chopin, el espectador pasa a lo específico, pero tanto en una como en otra, asegura que “me encuentro fantásticamente y he ido creciendo a lo largo de este tiempo”. Cuando estrenó la primera, Rachmaninov no logró el aplauso del público porque sus “Preludios op.23” se adelantaron a pesar de que “es excepcional y muy romántica”. Después de dedicarle discos a Gaos y Manuel Quiroga junto con Eugenio Morata, en 2002, y de ponerse ella sola ante el teclado en 2012, la coruñesa se prepara para cruzar el charco de nuevo y abrir el concurso que ganó en Nueva Orleans como mejor sabe, esto es, tocando, para dar también una masterclass y ser parte del jurado. Serán dos semanas intensas que darán paso a una nueva cita no menos apetecible como es actuar con orquesta en Japón. Después le tocará interpretar a Mozart, Beethoven y Schumann, “que apenas se pueden disfrutar”. 
En este sentido, Marianna busca títulos no tan conocidos para alimentar los sentidos y que los amantes del género vayan más allá. 
La que debutó cuando solo contaba nueve años con las manos, ha actuado con orquestas tan importantes como la Cincinnati Symphony Orchestra, Louisiana Philharmonic Orchestra, Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania o la de Corea, bajo la batuta de Ion Marin, Robert Treviño o David Danzmayr. Como solista, su música llegó a EE.UU, Europa y Japón, en salas como el Mozarteum de Salzburg o la Accademia Santa Cecilia de Rome.

“Rachmaninov crece como una persona mayor, que habla menos pero va al grano”

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