9º-16º
martes | 23 abril | 2024
El papa Francisco relató el viaje que este sábado realizó, junto con el patriarca ecuménico Bartolomeo y el arzobispo de Atenas y Grecia Jerónimo, a la isla griega de Lesbos, uno de los puntos de llegada de refugiados que cruzan el mar desde Turquía.
“¡Cuántos de ellos eran niños! Algunos de esos niños han vivido la muerte de sus padres y compañeros, algunos ahogados en el mar. ¡He visto tanto dolor!”, lamentó ante los fieles que acudieron a la Plaza de San Pedro para el rezo del Regina Coeli.
El pontífice agradeció a quienes “le han acompañado con la oración” durante el viaje, cuyo objetivo era, según explicó, “llevar la solidaridad de la Iglesia a los refugiados y al pueblo griego”. Además, relató el caso de un hombre joven de religión musulmana y casado con una chica cristiana, a quien visitó con sus dos hijos. “Se amaban y se respetaban, pero su mujer fue degollada por los terroristas por no querer abandonar su fe. Es una mártir, y aquel hombre lloraba tanto”, explicó.
Una pareja de ingenieros con un niño de dos años, un maestro y una costurera con sus tres hijos, dos de ellos adolescentes, y un matrimonio joven con dos niños de 7 y 8 años, son las familias que viajaron en el avión del papa desde Lesbos a Roma y que serán acogidas en el Vaticano.
La primera familia vivía en la zona periférica de Al Zapatani, expuesta a masivos bombardeos, mientras que la segunda tenía su hogar en Deir al Zor, una zona que quedó bajo la ocupación del Estado Islámico.
Su casa fue bombardeada al igual que la de la tercera familia, una pareja joven con dos niños que antes de huir vivía en Zamalka, una aldea de la capital siria. “Desde entonces –explicó la madre–, el pequeño Omar está aterrorizado, se despierta todas las noches y durante un tiempo incluso dejó de hablar”.
Las tres familias se encontraban en el campo de refugiados de Kara Tepe desde antes de que se firmara el acuerdo entre la UE y Turquía por el cual todas las personas que hayan llegado después del 20 de marzo serán devueltas a Turquía, donde se resolverá su solicitud de asilo.
Por otro lado, Francisco hizo ayer referencia al problema de las familias que se encuentran sin trabajo, a quienes “se siente cercano”, y pidió que “prime el interés de la persona humana y no el interés particular”.
Asimismo, invitó a los fieles a aprovechar la Jornada de Oración por las Vocaciones y a “rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”. “Esta mañana he ordenado a once nuevos sacerdotes”, señaló.
Además, instó a los chicos y chicas que acudieron a la Plaza de San Pedro para acompañar al pontífice en el rezo dominical a “pensar si el Señor no les llama a consagrar la vida a su servicio, sea en el sacerdocio o en la vida consagrada”. Invitó a los fieles a escuchar la palabra de Jesús, al hilo del Evangelio de ayer, “no solo con las orejas, sino con el corazón”, para “no hacerlo de forma superficial” y “responder generosamente”. “Ya no tenemos miedo, nuestra vida ha sido ya salvada de la perdición”, dijo.
