Los mejillones podrían invadir la Antártida y dañar su diversidad

Los mejillones podrían invadir la Antártida y dañar su diversidad
El reciente hallazgo de mejillones en la Antártica abre la puerta a una posible invasión de esta especie | efe

El reciente hallazgo de mejillones en la Antártica abre la puerta a una posible invasión de esta especie, que cambiaría “por completo” el ecosistema del continente blanco y provocaría una “tremenda pérdida de diversidad” para el planeta, según revela una investigación liderada por expertos chilenos y divulgada ayer.

La fuerte subida de la temperatura del Océano Austral a causa de la crisis climática y una creciente afluencia de barcos generaron “la mezcla perfecta” para la llegada de varias especies invasoras a la Antártida.

La existencia de mejillones o “choritos” no se había registrado nunca antes y, dado que son unos “excelentes competidores por el espacio”, podrían “crecer y rápidamente dominar el ambiente”, según explica la autora del estudio, Leyla Cárdenas.

Los organismos se adhieren a los cascos de los cruceros transoceánicos y viajan miles de kilómetros hasta un ecosistema único, el del polo sur terrestre, que cada vez lo es menos.

“La Antártida es uno de los pocos lugares en el mundo donde todavía no se ha registrado una invasión como tal. En el resto del mundo y como consecuencia del cambio climático, los distintos ambientes tendieron a homogeneizarse”, señala Cárdenas, genetista del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral de Chile.

Para la investigadora chilena, que ocurra esto en el punto más austral del planeta significa “una tremenda pérdida de diversidad única que ha tomado millones de años en constituirse como es”.

“Hemos perturbado a tal nivel el ambiente que podríamos llegar a no tener ningún lugar (en el mundo) sin evidencias del impacto del hombre. Y estamos siendo testigos de que en el corto plazo puede ser así”, alertó la doctora, cuyo estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.

“Los choritos que llegaron necesitan la interacción con el ambiente y la protección del sustrato marino. Ese refugio se lo están dando las esponjas marinas”, detalla Leyla Cárdenas.

La genetista apunta que es necesario seguir observando si los organismos son capaces de sobrevivir al frío extremo del invierno y de si su llegada es un hecho esporádico o continuo.

La investigación representa un punto de inflexión en cuanto al funcionamiento de los sistemas marinos polares.

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