La crisis económica, un detonante más del suicidio

La crisis económica, un detonante más del suicidio
Funeral celebrado ayer del hombre de 53 años que fue encontrado sin vida poco antes de que se ejecutara la orden de desahucio que pesaba sobre su vivienda en Granada. EFE/Archivo

La crisis económica mina la salud mental de los ciudadanos, quienes cada vez en más número se enfrentan a despidos o desahucios, que pueden ser el desencadenante en casos muy extremos de suicidios, aunque, según los expertos, a la decisión de acabar con la propia vida contribuyen varios factores.

En esta última semana un hombre de 53 años se suicidó horas antes de que fuera desahuciado de su vivienda en Granada, suceso que ocurrió el pasado jueves y al día siguiente, ayer, otro, de 50 años, se tiró desde el balcón de su piso, en Burjassot (Valencia) en las mismas circunstancias.

En países como Italia y Grecia, donde la crisis ha golpeado también con especial dureza, se han registrado casos similares a los ocurridos la semana pasada e incluso han incrementado sus tasas de suicidio.

El sociólogo Juan Carlos Pérez, autor del libro "La mirada del suicida", asegura a Efe que parece "evidente" que la crisis está pasando factura, pero insiste en que aunque "es muy fácil" simplificar y señalarla como único motivo del suicidio, éste responde a "una constelación de causas".

"Un desahucio es un factor más pero no es el único, puede ser quizá el que desencadena el paso a la acción que supone el suicidio, pero es muy complejo", considera Pérez, quien apunta que en España entre nueve y diez personas acaban con su vida cada día.

Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), 3.158 personas se suicidaron en España en 2010.

En la inmensa mayoría de los casos, argumenta Pérez, hay patologías mentales previas, tales como la depresión, y con el aislamiento y la soledad como circunstancias compartidas.

De la misma opinión es el jefe de psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, Jerónimo Saiz, quien afirma que la crisis económica "es una verdadera amenaza" para la salud mental de los ciudadanos.

"Evidentemente, el perder el puesto de trabajo o la vivienda son un desencadenante, como las rupturas sentimentales o la muerte de un ser querido, pero no hay que olvidar que en el suicidio una parte mayoritaria de las personas tienen una enfermedad psiquiátrica", explica Saiz, quien además es catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá de Henares.

Opina que la persona que está pensando en poner fin a su vida y es impulsiva puede hacer que se apresure a tomar la decisión por el hecho de leer una noticia sobre el suicidio de una persona que se encontraba en una situación similar.

Por su parte, Pérez estima que "es muy difícil" saber si se produce en realidad este "efecto llamada" pero en lo que sí se muestra seguro es en que hay más atención por parte de los medios de comunicación cuando hay un suicidio en circunstancias como las de la pasada semana en Granada y Valencia.

Desde que comenzó la crisis, especialmente en los últimos dos años, los desahucios han sido objeto de debate tanto entre los partidos políticos y el Gobierno como la ciudadanía por el impacto que tiene entre los afectados.

De hecho, a raíz del suicidio de Granada, la oposición ha reclamado varias iniciativas.

El PSOE ha propuesto que las familias desahuciadas que tengan que llegar a la dación en pago puedan permanecer en sus casas dos años más, mientras que IU ha solicitado la comparecencia del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón para que explique qué medidas promoverá el Gobierno para modificar la ley de desahucios.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) recogió a principios de octubre en un informe sobre el impacto de la crisis que los desahucios han subido un 13,4 por ciento con respecto a 2011 y según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que cita cifras del órgano de gobierno de los jueces, en el primer trimestre del año ha habido 46.559 desalojos, es decir, 517 al día.

Para ayudar a la gente que se encuentra en una situación extrema, tanto Saiz como Pérez ponen de manifiesto la importancia de que la familia, los amigos y los compañeros de trabajo contribuyan a que vean la vida de forma positiva.

"Hay una manera muy clara de ayudar y es hablar con la persona, ese es el comienzo", subraya el sociólogo, quien considera que con las actuales circunstancias económicas se necesita "más apoyo social" en términos materiales pero "también afectivos".

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