Kiss celebra en Barcelona 40 años de vida con una revolución de heavy metal

Kiss celebra en Barcelona 40 años de vida con una revolución de heavy metal
La legendaria banda de rock Kiss durante su concierto hoy en el Palau Sant Jordi de Barcelona, dentro de su gira de celebración de su 40 aniversario, en el que volverán a abrumar a sus fans con un impresionante espectáculo de sonido,

La mítica banda norteamericana de heavy metal Kiss ha revolucionado hoy Barcelona para conmemorar el cuarenta aniversario de su fundación y ha entusiasmado a un público entregado, en un concierto que no ha defraudado, aunque no ha llenado el Palau Sant Jordi, antes de la cita de mañana en Madrid.

Con el rostro maquillado de blanco y negro, como ya tienen acostumbrados a sus devotos, "The Demon", su otro nombre, lo han dado todo. "Detroit Rock City" ha abierto una gran noche en el Sant Jordi de Barcelona, construido para los Juegos Olímpicos de 1992 y usado en 2015 para recibir a Kiss.

A la cabeza han estado, como siempre, Paul Stanley y Gene Simmons, los únicos miembros fundadores y estables durante cuatro décadas del cuarteto, que hoy completan Tommy Thayer a la guitarra y Eric Singer a la batería. Paul ha interactuado mucho con el público, siempre en inglés y con esa voz de malote del metal.

Han seguido "Deuce", "Psyco Circus" y "Creatures of the Night", menos conocidas, pero igualmente celebradas. Las luces y la pirotecnia han ayudado a hacer de la noche un verdadero espectáculo de color rojo y amarillo, con el fuego como elemento clave. El sonido, apabullante. La energía, infinita.

El inicio ha sido muy potente y se ha podido percibir el cambio de puesta en escena que Kiss ha experimentado en los últimos años, en parte impulsado por los ex integrantes del grupo Ace Frehley y Peter Criss.

Hoy, Kiss sale al escenario de una forma mucho más espectacular y extravagante que hace un par de décadas, algo que ha sido criticado por una parte de su público y de la crítica, pero que ha acabado impregnando a numerosos artistas de pop y rock y cimentando el "merchandising" musical.

La fiesta del metal no ha parado y ha continuado con "War machine", "Do you love me" y "Hell or hallelujah", en la que se han disparado los primeros cohetes de la noche, que seguro que se han escuchado en media Barcelona.

Después ha llegado "Lick it up", uno de sus grandes éxitos, que se ha convertido en uno de los momentos álgidos de la noche. El nombre del grupo se ha proyectado en la pantalla gigante, con esos caracteres tan míticos, para que no hubiera duda de quien ha sido el culpable de tal revolución: KISS.

También ha triunfado "God of thunder", en la que Gene Simmons ha volado, literalmente, de una forma espectacular, y se ha levantado veinte metros por encima del escenario, sin que haya parecido que ninguna cuerda los sujetara. Una vez arriba, ha gritado "España", algo que el público catalán no ha recibido con excesivo entusiasmo.

Tras el vuelo de Gene, Paul no ha querido ser menos. Antes de tocar "Love gun", ha pedido que gritaran muy alto su nombre y ha iniciado el despegue. Al público le ha encantado la idea de volver a ver a alguien sobrevolando el Sant Jordi e incluso los que estaban sentados no han podido evitar levantarse.

La locura ha seguido hasta que ha llegado el turno de "Black Diamond", tema con el han simulado dar por finalizado el concierto, aunque nadie les ha creído. Por supuesto que han vuelto a salir, para interpretar tres de sus éxitos más míticos. El primero, "Shout it out loud".

El público ha estado formado, en su mayoría, por padres y madres de familia, que han dejado hoy a sus hijos cenando con los abuelos, para poder disfrutar de los éxitos que, cuando eran jóvenes, bailaron sin parar en la discoteca.

Es el caso de "I was made for lovin'you" o "Rock and Roll all nite", que han cerrado la noche con una lluvia de confeti que ha llenado de blanco el escenario y al público, antes de que Kiss visite mañana la capital del país, en el Barclaycard Center de Madrid, que completará la breve estancia de la banda norteamericana en España.

Los asistentes, muchos de ellos con la cara pintada como sus ídolos, han mantenido la sonrisa hasta que han salido del Sant Jordi, en plena montaña de Montjuïc, en una noche cálida y perfecta en Barcelona, que ha dado inicio al verano de la mejor manera posible, aunque mañana sea lunes y toque levantarse temprano.

 

Aitor Álvarez García

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