Felipe VI condecora a la médico coruñesa que lucha contra el ébola en Sierra Leona

Felipe VI condecora a la médico coruñesa que lucha contra el ébola en Sierra Leona
12 octubre 2014 A Coruña.- Fotografía de la médico Marta Lado Castro-Rial

Felipe VI escogió para celebrar el primer aniversario de su proclamación a ciudadanos desconocidos, ejemplares por su dedicación y trabajo, aquellos que hacen de España “una gran nación”, como dijo hace un año en su primer discurso ante las Cortes y ayer repitió en el Palacio Real de Madrid.
Y entre ellos se encontraba la médico coruñesa Marta Lado-Castro Rial. Especializada en enfermedades infecciosas, se estableció en Sierra Leona donde luchó contra la epidemia de ébola, enfermedad en la que continúa investigando.
Al igual que ella otros tres gallegos fueron condecorados. El policía vigués Francisco Javier Pitillas Torra, el cirujano pontevedrés Juan Carlos García-Valdecasas Salgado y la mariscadora de Moaña Alicia Rodríguez Pérez.
“Sois, queridos condecorados, un reflejo de la mejor realidad cotidiana de España”, subrayó don Felipe, junto a la Reina Letizia, en el Salón de Columnas del palacio, una estancia con notable significado histórico, donde hace un año y un día el Rey Juan Carlos firmó su abdicación, pero ante muy distinto auditorio.
Porque su hijo quería dar el “verdadero protagonismo”, según sus palabras, a personas que no tienen cargos públicos, cuyos valores sólo son conocidos en sus ámbitos familiares, profesionales o solidarios, allí donde su vocación y dedicación ha sobresalido. “Una nación no solo se engrandece cuando se pone a prueba el espíritu de un pueblo, cuando se defiende su libertad, o cuando están en juego sus ideales democráticos o su forma de vivir, sino también con el trabajo diario, anónimo, de todos los ciudadanos”, enfatizó el Monarca.
De esta manera, la sala presidida por una imponente estatua de Carlos V estaba llena de personas con nombres desconocidos, acompañados de sus familias y niños, que han escuchado respetuosamente el himno nacional, puestos el pie, cuando los Reyes entraron por una puerta flanqueada por dos alabarderos inmóviles.
Han sido 38 los condecorados de toda España que fueron acercándose desde las primeras filas al centro de la estancia.
Don Felipe y doña Letizia les aguardaban de pie para imponer las distinciones, concedidas por el rey, Gran Maestre de esta Orden instituida en 1926 por su bisabuelo, Alfonso XIII.
La emoción, los nervios y la alegría se mezclaron en todos los distinguidos, que recibieron las medallas de manos del rey, salvo en tres casos, dos de las personas que asistieron a los heridos en el accidente del avión militar A400M accidentado el pasado 9 de mayo en Sevilla y la mujer de un matrimonio de maestros jubilados de Teruel, a quienes se las entregó la Reina.
Los aplausos siguieron a cada nombre que se iba mencionando, Luis Miguel, Marta, Hugo, Fernando... hasta 38 a lo largo de media hora, y se repetían cuando ya tenían en su solapa, o en el cuello, sujeta por una cinta, la correspondiente condecoración, además de llevarse la mejor sonrisa de los reyes.
Y junto a los honores, las fotos y la emoción de la jornada, se han llevado del Palacio de Oriente un mensaje de Felipe VI.
“Os pido que no renunciéis nunca a vuestros ideales; que no renunciéis nunca a vuestros sueños, simplemente por ser sueños; pues, como decía Pedro Salinas, todos los sueños -todos vuestros sueños- pueden ser realidad si el sueño no se acaba”, les ha emplazado el Rey, un año después de serlo. n

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