Eurovisión 2019, una edición abierta y social

Eurovisión 2019, una edición abierta y social
GRAFCAT2625. SANT CUGAT DEL VALLÉS (BARCELONA), 21/01/2019.- El cantante Miki Núñez posa para los medios de comunicación, tras participar anoche en la gala de "Operación Triunfo" y salir elegido por los telespectarores p

A dos meses de Eurovisión 2019 y con España a mitad de tabla en las apuestas, la del 18 de mayo en Tel Aviv (Israel) se presenta como una de las finales más abiertas de la historia de este festival. Con las cartas de los 41 países participantes encima de la mesa, abundan las proclamas sociales y las baladas, sobre todo las más minimalistas, en una edición que abandonará gran parte de sus excesos históricos (no todos).

Claro ejemplo de ello es Holanda, que se presenta como el candidato a batir con Duncan Laurence y “Arcade”, un tema intimista, susurrado en gran parte. También lejos de las estridencias están Eslovenia con la contenida e hipnótica “Sebi”, del dúo Zala Kralj & Gasper Santl, o “Limits”, la bella propuesta de la austríaca Paenda. Más folk, pero igualmente delicada (rozando lo naif), se presenta Dinamarca con “Love is forever” y Leonora.

Competirán con la ampulosidad de baladas como la del ruso Sergey Lazarev, tercero en 2016, que es segundo en las apuestas con “Scream”, de vacía querencia épica y un videoclip de caballeros y princesas un tanto anacrónico. Por contra, habrá varios temas con el empoderamiento femenino y la sororidad, como la alemana “Sister”, del dúo S!sters, la macedonia Tamara Todevska con “Proud” o la griega Katerine Duska, que en “Better love” evoca en su voz la musicalidad de Annie Lennox.

Esta será en general una edición con más contenido social, a menudo conjugado con algo de hip hop. Es el caso de Francia, que canta a la tolerancia sexual con “Roi” y Bilal, o el del italiano Mahmood, un milanés de padre egipcio que ganó San Remo con “Soldi”, algo que muchos vieron como una bofetada a la política del ultraderechista ministro del Interior, Matteo Salvini. De un mundo sin prejuicios habla “La venda” del español Miki, con su mezcla de ska y rumba catalana, mientras el góspel enérgico lo llevará Suecia, –tercero en los vaticinios– con John Lundvik y “Too late for love”.

Ritmo pondrán muchos de los favoritos, véase el suizo Luca Hänni con “She got me” o Tamta con “Replay”, la apuesta de Chipre. Entre los más bailables no habrá que perder de vista a los noruegos KEiiNO con la filogay “Spirit in the sky” o la estonia “Storm”, una propuesta que arranca folk y deriva al EDM, con Victor Crone, baza que conjuga la azerí “Truth” con el imponente Chingiz.

El pop internacional con producción moderna y radiable estará representado por Malta con Michela y “Chameleon”, la irlandesa Sarah McTernan con “22”, los “indies” checos de Lake Malawi con “Friend of a friend” y con Bélgica, el jovencísimo Eliot y “Wake up”, un medio tiempo al estilo de Sia. Mucho más llama la atención propuestas poco convencionales con tecno industrial (Islandia con “Hatrio mun sigra” de Hatari), futurismo folk –Portugal con los “Telemóveis” de Conan Osiris– o música coral, con Polonia y “Pali sie” de Tulia.

Eurovisión 2019, una edición abierta y social

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