“Dato supo mantenerse firme, sabiendo que lo iban a matar”

“Dato supo mantenerse firme, sabiendo que lo iban a matar”
El autor posa con la Puerta de Alcalá, donde mataron a Dato pedro puig

Jesús María Reiriz desmonta parte de la historia que destilan webs y enciclopedias para situar a cuatro personajes entre Juana de Vega y Monte Alto. Ellos protagonizan su nuevo libro “Coruñeses en el Gobierno” (Librería Arenas) y vienen a cubrir “el vacío literario y cultural de la época de Alfonso XIII” porque “tendemos a remover el pasado más reciente”.
De esta etapa crucial que apenas se abordó, saca a ventilar tres vidas. Juan Bautista Aznar y Cabanas es el primero de la lista. Su puesta en escena en A Coruña lo certifican las partidas de nacimiento y defunción que lo colocan en la iglesia de San Nicolás, aunque Wikipedia y “la Enciclopedia General del Mar se empeñen en situarlo en Cádiz”.
Sin embargo, en 1928 fue recibido en María Pita, tres años antes de que se sentase en la silla como presidente del Gobierno. De esa visita, queda un cuadro firmado por Luis Mosquera: “Hay tantas evidencias, si hasta tengo localizada a su familia”.
El segundo en subirse a las páginas no es menos importante. A Eduardo Dato e Iradier, Jesús le dedicaría una estatua porque calle ya la tiene en Ciudad Jardín.
El que fue tres veces presidente fue capaz de mandar a España a la retaguardia en ciernes de la primera Guerra Mundial evitando su participación: “Tuvo que soportar muchas presiones”. En el segundo de sus mandatos, “había una fuerta conmoción social y movimientos anarquistas radicales en Cataluña”. Cuenta el autor que “Dato supo mantenerse firme, sabiendo que se lo iban a cargar, a diferencia de los políticos de hoy”.
Y así fue como en la tercera elección, lo asesinaron en la Puerta de Alcalá desde un sidecar. Por eso, Reiriz posa al lado del monumento e incluso cogió la A-6 para llegar a Toledo y comprobar los 17 balazos que lo acribillaron, en el museo del Ejército donde descansa su coche.
De este suceso, pasa a un tercer elemento, Julio Wais San Martín, que creció en San Andrés y “al que le tocó el Ministerio de Hacienda cuando venían malas noticas de Wall Street: “Tuvo que lidiar con una patata caliente y evitar que se devaluase la moneda”. Duró poco en el cargo porque rápidamente se instauró la República.
A estos tres “alfonsinos”, el coruñés le suma un cuarto que nació con vistas a la Torre, el contemporáneo César Antonio Molina, por ser el último vecino en formar parte de una ejecutiva estatal.
Con él, completa un análisis contrastado, no solo por acudir a consultar tomos en las bibliotecas, sino también por ir a organismos para hacerse con el dato. Sin titubeos.

“Dato supo mantenerse firme, sabiendo que lo iban a matar”

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