El Cordobés sigue esperando la reconciliación con su padre

El Cordobés sigue esperando 
la reconciliación con su padre

El Cordobés vuelve a dejar la puerta abierta a la reconciliación con su padre. El torero comenta que nunca ha perdido la esperanza y piensa que las cosas pueden cambiar en cualquier momento. En cuanto a las Navidades, afirma que serán como todas, no tendrán nada diferente a las de otros años.
CH: Qué bien que te sienta el mandil.
Manuel Díaz: Has visto.
CH: Se nota que tienes experiencia.
M.D: Yo ya he hecho de todo en la cocina, he guisado, he servido, me han reñido, he roto cosas...
CH: ¿Pero cómo se te da lo de servir?
M.D: Ahora lo vais a ver, ocho o diez cosas llevo en la mano, me llaman el pulpo de Córdoba.
CH: Que descubrimiento Virginia en el programa.
M.D: Es una crack, es la mejor, yo lo estoy pasando mal porque estoy sufriendo por ella, porque hombre lo pasa uno mal, no te creas que ir a un programa con tu pareja, con tu esposa, es fácil. Está fenomenal, lo está bordando, la gente está encantada...
CH: Con los compañeros muy bien.
M.D: Aquí hoy con los compañeros en mi salsa, con mis amigos, mis compañeros los toreros, colaborando con la gente que lo necesita... Sobre todo los niños, la gente joven que es muy triste pero uno de cada cuatro niños en España está en el umbral de la pobreza, es muy triste por eso yo muchas veces pienso que deberíamos unir fuerzas y dejarnos de protestar por cosas como la cultura y el arte de España que son los toros y todo el mundo juntarnos para defender a los niños, a las juventudes de nuestro país, a la gente indefensa, a las mujeres maltratadas y a las personas que lo necesitan. No meternos en debates con la cultura y con el arte. Ellos sí que de verdad necesitan nuestra ayuda y nuestro apoyo y eso son personas, seres humanos.
CH: ¿Estás Navidades serán diferentes, habrá acercamiento?
M.D: Nada, normales, como siempre, con mis niños sí hay acercamiento y con todos los niños que van a disfrutar de esta labor que hace todo el mundo aquí en este pedazo de rastrillo, yo con los míos me sobra.
CH: ¿Crees que dará el paso en estas fechas?
M.D: Ya está todo hablado, yo ya he hecho las cosas que tenía que hacer, estoy tranquilo, feliz y sé lo que voy a hacer en Navidad, estar con mis hijos y que mis hijos estén con su padre que creo que es lo más bonito, estar con la familia y que todo el mundo tenga suerte en la vida y que a todo el mundo le vaya bien.
CH: Mándale un mensaje público a ver si se arreglan las cosas.
M.D: Yo le he mandado miles, aquí estoy, esperando en mi eterna espera.
CH: Pero pierdes la esperanza.
M.D: Si hubiese perdido en mi vida la esperanza o la fe por algo, yo me hubiese parado, yo sigo caminando y sigo con fe y me despierto por la mañana con fe de vivir y con esperanza. Por eso estoy aquí, sé que es muy importante la esperanza para muchas personas que lo necesitan y hay personas que no tienen un padre famoso, que no tienen la suerte que tengo yo de tener un padre famoso y que a lo mejor sí que nunca van a conocer a su padre y por esas personas yo estoy aquí hoy, para que no se encuentren desamparados.
CH: Sabes que dicen que está enamorado.
M.D: Pues fenomenal, en San Valentín se va a tener que gastar los cuartos. A mí me toca mojarme todos los años.
CH: ¿Haces buenos regalos?
M.D: No son caros, son elaborados, mentalmente y sentimentalmente. Siempre me preocupo de hacer algo. Con las mujeres siempre hay que poner la oreja y el corazón. Hay dos cosas el corazón y la oreja.
CH: Ese es el secreto de vuestro matrimonio.
M.D: Corazón y oreja, escuchar con el alma. A las mujeres hay que escucharlas con el alma y a los niños hay que escucharlos con el alma, corazón y oreja, nada más. Con eso se abren todas las puertas.

El Cordobés sigue esperando la reconciliación con su padre

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