Condenado a 24 años el británico que mató a su novia por despecho y con "crueldad superior"

Condenado a 24 años el británico que mató a su novia por despecho y con "crueldad superior"
El británico Christopher C., de 38 años, acusado de asesinar a su novia cuando estaban de vacaciones en las Islas Canarias (España) en 2010, durante la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Las Palmas. EFE/A

La sección primera de la Audiencia de Las Palmas ha condenado a 24 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento al británico que mató por despecho y con "una crueldad superior" a su novia en Mogán, Gran Canaria, donde pasaban unos días de vacaciones en 2010.

Así lo ha fallado en una sentencia hecha pública hoy el magistrado presidente del tribunal del Jurado que la semana pasada declaró culpable al procesado, Christopher Chittochk, de 38 años.

En su sentencia, el magistrado recuerda que el veredicto consideró probado que, en la madrugada del 6 al 7 de julio de 2010, Christopher Chittock golpeó en la cara a su novia, Sarah Marie Shields, de 23 años, en el apartamento donde se alojaban y que luego la llevó, aturdida, a la playa, donde le siguió golpeando y estranguló.

Después le despojó de su ropa y de cualquier objeto que pudiera ayudar a identificarla y arrojó su cuerpo al mar en una playa de rocas que no estaba iluminada con la intención de que nadie pudiera prestar ayuda a la víctima.

Tres días más tarde, el acusado quemó en un descampado cercano al apartamento la maleta de su novia con su ropa y enseres, si bien se quedó con su móvil y envió con él mensajes a la familia y amigos de la joven para fingir que aún seguía viva.

En estos mensajes, el acusado decía que Sarah Marie Shields había decidido quedarse a vivir en Gran Canaria con un ciudadano británico llamado Jason, a quien había conocido en el complejo durante las vacaciones.

El magistrado ha impuesto una pena muy próxima al máximo legal de 25 años al acusado, quien también deberá pagar 200.000 euros a la familia de la víctima por el daño moral causado, porque, "pese a haberla podido matar directamente desde que llegó a la playa, acabando de forma más o menos rápida con una situación de cierto y ostensible sufrimiento derivado de la fractura nasal previa, decide propinarle, aún en vida fuertes golpes en la cara con sus puños".

Tras ello, el proceso infligió "de nuevo un mal absolutamente innecesario" a su novia "para acabar con su vida", al golpear repetidamente su cabeza contra unas piedras, lo que le ocasionó graves heridas que incrementaron considerablemente su padecimiento, "a todas luces innecesario para acabar con su vida por estrangulamiento, ya que la situación de debilidad" de la joven "hacían imposible su defensa", un proceder equiparable "con el supuesto más reprobable de la alevosía".

El magistrado aprecia también una agravante de ensañamiento en el actuar "sumamente violento del acusado, innecesario en gran parte para lograr su propósito de acabar con la vida de su pareja y que causaron a ésta padecimientos innecesarios previos y coetáneos a su muerte de gran intensidad".

La sentencia destaca que, además de la "brutalidad con la que se proyectó el acusado tras el fallecimiento de Sarah, lejos de mostrar algún tipo de aflicción, actuó con la suficiente sangre fría como para meditar sus actuaciones posteriores, encaminadas a lograr la impunidad de sus actos", para lo que "le quitó las ropas y la arrojó al mar desnuda".

El magistrado afirma en su sentencia que "la conducta del acusado tras la comisión del crimen, y aún en la actualidad, a la vista de su actitud en el plenario", donde mostró una "absoluta ausencia de emotividad y ningún tipo de aflicción por la muerte de Sarah, implica un plus de reprochabilidad que justifica la imposición de una pena de 24 años de prisión".

Condenado a 24 años el británico que mató a su novia por despecho y con "crueldad superior"

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