Bruce Springsteen impone su ley en el Rock in Río

Bruce Springsteen impone su ley en el Rock in Río
El cantante estadounidense Bruce Springsteen se presenta durante la sexta jornada del festival Rock in Rio, en Río de Janeiro (Brasil). EFE

El estadounidense Bruce Springsteen necesitó pocos minutos en la sexta jornada del Rock in Río de este año para demostrar que, a los casi 64 años y tras una ausencia de 25 años de Brasil, continúa siendo el mítico "The Boss".

El cantante de New Jersey, acompañado por la nutrida e inseparable banda E Stret Band, mostró su habilidad para hipnotizar a los 85.0000 asistentes a la Ciudad del Rock de Río de Janeiro con un repaso de sus cuarenta años de carrera y de populares músicas en las que oda historias comunes inspiradas en lo que ve en la calle.

El cantante, que sólo se había presentado una vez en Brasil (Sao Paulo, 1988), se embolsó el público nada más al abrir el concierto con su interpretación, en portugués y acompañado por la guitarra, de "Sociedade Alternativa", una de las más emblemáticas músicas del fallecido roquero brasileño Raúl Seixas.

Inmediatamente después comenzó a gritar el nombre Río varias veces e inició un intercambio con el público que se prolongó todo el concierto y que incluyó incursiones entre los asistentes, a los que palmeaba en la mano o besaba, correrías frente a sus aficionados y la atención de las peticiones que sus seguidores hacían en carteles.

Springsteen, que ha vendido 120 millones de copias de sus 17 discos, aprovechó el festival de Río para promover su álbum "Wrecking ball" (2012), con el que ya lidera listas en Estados Unidos y con el que viene realizando una gira por Latinoamérica, con la interpretación de temas como "Death to may hometown", "Land of Hope and Dreams" y "Shackled and Drawn".

Pero obligado a reducir su espectáculo de poco más de tres horas a cerca de dos para ceñirse a las exigencias del Rock in Río, "The boss" dio preferencia a sus éxitos más conocidos como "Born in the USA", "Born to run", "Dancing in the dark", "Hungry heart", "Thunder Road", "The rising", "Bobby Jean" y "Working on te higway".

Recibido a los gritos por jovencitas histéricas, muchas de ellas llorando, el estadounidense John Mayer, que precedió a Springsteen en el palco principal, hizo un repaso de sus seis discos y quince años de carrera, desde "No such thing" (2001), con la que abrió su concierto y en la que aún mostraba gusto por el pop rock acústico.

El cantante de Connecticut, que en su primera vez en Brasil dejó clara su preferencia por el blues a lo largo de la presentación, también interpretó músicas del álbum que lanzó el mes pasado (Paradise Valley), como "Wirdfire" y "Dear Marie".

Mayer abusó en los solos de guitarra y de los cambios de tono en la voz para el delirio de jovencitas que le juraban amor todo el tiempo, y no perdió la oportunidad para interpretar "Waiting on the world to change", con la que obtuvo un Grammy en 2007, junto con varias otras músicas del disco Continuum (2006), como "I d'not trust myself" y "Gravity", la producción que lo catapultó.

El estadounidense Philip Phillips, también por primera vez en Brasil y que saltó a la fama como ganador de una edición del American Idol, aprovechó su presentación en Río para presentar las músicas de su primer disco, "The world from the side of the moon" (2012), varias de su autoría y con las que alcanzó un cuarto lugar en las listas de los más escuchados en Estados Unidos.

El rock con mezcla de folk del cantautor de 22 años, reflejado en músicas como "Get up, get down", con la que abrió su concierto, "Drive me", "Gone, gone, gone" y "Home", con la que lo cerró, fueron muy aplaudidas pero no animaron a un público que lo desconocía.

Pese a la energía de su interpretación y a la variedad y la riqueza instrumental de sus músicas, Phillips, que poco se comunicó con el público, tuvo una fría recepción incluso cuando presentó Thriller, de Michael Jackson, una de las que usó para vencer el American Idol.

El cuarteto brasileño Skank, responsable por iniciar las presentaciones en el palco principal, puso a los asistentes a bailar, saltar y cantar en un concierto en el que hizo varias referencias a las protestas contra la corrupción y al fútbol, dos temas de especial agrado del público joven en la Ciudad del Rock.

La veterana banda procedente de Minas Gerais inició su presentación con Presença, en la que contó con la ayuda del popular rapero Emicida, y también invitó al palco al compositor y cantante Nando Reis para cantar Resposta.

Skank, uno de los destaques del Rock in Río 2011, repasó varios de sus principales éxitos, como "É uma partida de futebol", "É proibido fumar", "Saideira" y "Garota Nacional", y en varios momentos el cantante Samuel Rosa se dio el lujo de dejar al animado público cantando solo.

En el Sunset, el principal de los palcos secundarios, la animación del público rockero fue garantizada con clásicos de samba y música popular brasileña (MPB).

El rapero italiano Jovanotti fue el maestro de ceremonias en el Palco Sunset en una presentación con la brasileña Orquesta Imperial que puso a bailar a varios asistentes al ritmo de samba y salsa.

El Rock in Río, que llegó en 2013 a su decimotercera edición, la quinta de ellas en la ciudad brasileña en que nació en 1985, concluirá este domingo, tras seis jornadas de música, con otra noche de metal en que la atracción principal es Iron Maiden.

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