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jueves | 16 mayo | 2024
El verano es una época maravillosa para disfrutar de la naturaleza y pasar tiempo al aire libre. Sin embargo, los rayos UV del sol pueden ser dañinos para nuestra piel y cabello si no tomamos las precauciones adecuadas.
Por lo tanto, es importante tomar medidas para proteger la salud durante el verano. Aquí haremos un repaso con algunos de los consejos más valiosos para lograrlo.
Una alimentación saludable es una de las mejores formas de mantener un buen estado físico y mental durante todo el año.
Por ejemplo, los alimentos ricos en antioxidantes, como los frutos rojos, ayudan a combatir los radicales libres que dañan la piel y el cabello.
Si no te gusta consumir frutas o si quieres asegurarte una dosis diaria mínima, puedes recurrir a los suplementos disponibles en páginas como Rawpowders.es, que garantizan una dosis alta de aminoácidos, antioxidantes y vitaminas.
Por otro lado, las grasas saludables, como las encontradas en el aceite de oliva, los aguacates y los frutos secos, también son fundamentales para mantener la piel hidratada y suave.
Los alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos y las verduras de hoja verde, ayudan a producir colágeno para mantener la elasticidad de la piel. La vitamina E también colabora con el buen aspecto de este órgano. Se encuentra en alimentos como el aceite vegetal, las nueces y las semillas.
Por último, el zinc ayuda a prevenir el acné y a tener un cabello brillante; esta sustancia se encuentra en carnes magras, mariscos y legumbres.
La hidratación de la piel es una parte importante de la rutina diaria, especialmente durante los meses del verano, ya que calor y el sol pueden deshidratarla, provocando sequedad, descamación y enrojecimiento.
Para mantener una hidratación alta es posible usar un limpiador suave para eliminar las impurezas sin resecar la piel. Después del baño o ducha, aplica una crema hidratante para sellar la humedad en la piel.
Utiliza productos con ingredientes naturales como aloe vera o aceite de coco para ayudar a mantener la humedad.
Además, no hay que olvidar beber mucha agua para reponer los líquidos que se pierden a través de la transpiración excesiva por el calor.
Evita tomar baños muy calientes, ya que esto también contribuye a la deshidratación de la piel. Finalmente, nunca dejes de aplicarte protector solar con SPF alto todos los días.
Los rayos del sol, la sal del mar y la piscina pueden dañar el cabello. Para prevenir el daño es importante mantener una rutina de cuidado adecuada.
Primero, utiliza un champú suave para limpiar el cabello sin resecarlo. Luego, aplica un acondicionador profundo para hidratar y nutrir el cabello.
Una vez por semana, usa un tratamiento de crema para reparar los daños causados por el sol y la sal del mar. Algunos de estos productos incluso traen protección solar para ayudar a bloquear los rayos UV nocivos y mantener tu cabello sano.
Además, evita usar alisadores calientes como secadores o planchas de pelo durante el verano, ya que esto puede resecar aún más el cabello. En lugar de eso, opta por peinados naturales que no requieran calor.
La protección solar es una parte importante de la rutina diaria para prevenir envejecimiento prematuro, quemaduras solares y manchas en la piel.
Se recomienda emplear durante todo el año un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, aplicándolo generosamente sobre todas las áreas expuestas. En verano, esta recomendación se vuelve más esencial todavía.
La crema de protección debe aplicarse al menos 15 minutos antes de salir al sol y volver a colocarse cada dos horas o después de nadar o sudar. Si estás pasando mucho tiempo al aire libre, considera usar un protector solar resistente al agua para evitar que se deslice con el sudor o el agua.
Además, utiliza ropa protectora como sombreros, camisetas y gafas de sol para ayudar a bloquear los rayos UV dañinos. Esto es especialmente relevante entre las 10 am y las 4 pm cuando la radiación solar es más fuerte.
Recuerda que los niños necesitan una protección contra el sol aún mayor que la de los adultos, por lo que no es recomendable que se expongan en horarios del mediodía. Los bebés, más aún.
Después de un día de exposición al sol, es importante que tomes medidas para refrescar e hidratar tu piel. Una buena opción es usar un after sun con ingredientes calmantes como la manteca de karité, el aloe vera o la camomila.
Estos ingredientes ayudan a calmar la piel irritada y a reducir la sensación de ardor. También son excelentes para hidratar y suavizar la piel después del sol.
Si tienes la piel seca, busca productos con aceites naturales como el aceite de coco o el aceite de jojoba para nutrir tu piel.
Para aquellos con piel grasa existen productos ligeros enriquecidos con extractos botánicos como el té verde o el hamamelis para refrescar y equilibrar la producción de sebo.
Además, los after sun contienen antioxidantes que ayudan a proteger tu piel contra los dañinos rayos UV del sol.
El verano es una época de eventos, festivales, salidas y, a menudo, excesos.
Por eso, además de la hidratación y la alimentación saludable, se recomienda evitar el alcohol en abundancia, ya que puede deshidratar el cuerpo y afectar la salud.
Aunque a veces el calor da pereza, es importante no descuidar las rutinas deportivas de intensidad moderada. Algunas actividades al aire libre como caminatas, nadar o andar en bicicleta pueden ser útiles para obtener los beneficios del sol y el aire fresco.
Siempre que se realice ejercicio en verano es necesario hacerlo lejos de la exposición solar y en horas donde el calor no sea agobiante, como pueden ser la primera mañana o la tarde-noche.
Esta combinación de alimentación saludable y ejercicio regular te ayudará a mantenerte saludable durante todo el verano y a disfrutarlo plenamente.
