El ‘veintejota’

La precampaña en Andalucía vive bastante ajena, lo compruebo ‘in situ’, al ‘catalangate’, al ‘moncloagate’ y a los líos internos que son ya una constante en el equipo gubernamental, donde todo, desde la OTAN y la guerra en Ucrania hasta la baja por dolores menstruales, sirve para airear las discrepancias. He podido hablar en Sevilla con algunos representantes políticos inmersos en la batalla ante las urnas del próximo día 19 de junio y he podido palpar todo lo que la política nacional se juega en unas elecciones que son mucho más que autonómicas: quizá incluso la duración de esta convulsa legislatura dependa de que el batacazo que se prevé para los socialistas que durante casi cuarenta años dominaron en Andalucía sea mayor o menor. O de que la victoria que los sondeos predicen para el actual presidente andaluz, el ‘popular’ Juan Manuel Moreno Bonilla, necesite o no de Vox para gobernar.


Así que no diría yo, ni mucho menos, que todo el pescado esté vendido. Ni que el escándalo de los espionajes, tan mal gestionado desde el Gobierno de Pedro Sánchez, no vaya a tener la más mínima influencia en el resultado de las votaciones. Pero dudo de que los efectos de todo lo ocurrido en las últimas dos semanas, que tanto han desgastado a los servicios secretos, a la titular de Defensa y también al ministro de la Presidencia --Sánchez se ha puesto de perfil--, sigan impresos en el ánimo de los electores cuando acudan a votar dentro de un mes: los españoles olvidan pronto las trapisondas políticas, pronto sustituidas por otras aún más surrealistas.


He percibido mucho más interés en la ‘clase política’ andaluza por comprobar cómo el resultado del 19-j influirá en lo que ocurra en la vida pública española a partir del ‘veintejota’: se fijará entonces fecha para ese contacto necesario y que los ardores de la precampaña ya van demorando demasiado entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez para desbloquear tantas cosas atascadas. Comenzando, claro, por el Consejo del Poder Judicial, pero no solo eso.


Sánchez se empeñó a fondo en hacer añicos a la última representante socialista en la Junta, su enemiga Susana Díaz, fomentando una lucha sin cuartel en el PSA, y no pocos le culparán si el resultado del candidato Juan Espadas es “demasiado malo”, es decir, peor que los mínimos 33 escaños obtenidos por Díaz en las elecciones de 2018. Y a Núñez Feijóo puede ocurrirle justo lo contrario: que la consolidación de Moreno Bonilla sin necesidad de acudir a Vox corrobore ese ‘efecto’ taumatúrgico que algunos quieren atribuir al gallego que ahora preside el PP nacional, donde apenas quedan vestigios de la tremenda lucha interna vivida hace tres meses.


Existen algunas dudas en el sentido de que una presencia excesiva de Sánchez en los mítines beneficie la campaña de Espadas. En cambio, no he percibido tales dudas en el campo de los ‘populares’, donde, eso sí, se percibe que les incomodan las constantes preguntas sobre si pactarán, y cuánto, con Vox para mantenerse en la presidencia de la poderosa Junta. Pero, hoy por hoy, ningún sondeo atribuye al PP los cincuenta y cinco escaños necesarios para tener la mayoría absoluta en el Parlamento andaluz y sí indican, en cambio, un indudable crecimiento de la formación a la que representa Macarena Olona, mientras todo augura que la izquierda a la izquierda del PSOE, donde todo ha sido barullo hasta ahora, va a sufrir un severo varapalo. Van a ser, sin duda, muy significativos los análisis que se hagan el ‘veintejota’ con los resultados oficiales en la mano. Andalucía, con sus 61 escaños representados en el Congreso de los Diputados, es el laboratorio político más interesante de España, hasta el punto de que se ha afirmado muchas veces que quien no gane en Andalucía tendrá muy difícil gobernar en España. Sánchez, que tanto ha intervenido en el socialismo andaluz, lo sabe bien. Feijóo, que prepara una activa presencia en las ocho provincias andaluzas durante la campaña, también. Las ‘primarias’ están ya servidas.

El ‘veintejota’

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