Ellos también son Sánchez

Lo que piensan los españoles de este Sánchez y de su PSOE de este domingo en Ermua son las encuestas demoledoras de este lunes. En particular esa de GAD 3 cuya testada fiabilidad en los pronósticos lo ha convertido en el nuevo CIS, tras el descrédito del organismo público ridiculizado por el “clown enamorado” del presidente que lo dirige. Los diversos sondeos también destapan la trocha por la que camina Podemos hacia la irrelevancia y descomposición con un más que previsible y caótico reventón interno. La impostura e impostación de Sanchez en el homenaje a Miguel Angel Blanco de Sánchez en Ermua es quizás el punto álgido y definitivo del cinismo Y desvergüenza mayores de una carrera de mentiras que ha ido sumando lineas y principios pisoteados hasta hollar este en el que la sacudida emocional ha sido quizás la mayor.


Poner una flor al joven secuestrado, torturado y asesinado con aquella brutal frialdad al tiempo que pacta una ley arteramente llamada de Memoria Democrática con los herederos políticos, sino lo son que renieguen de ello, que no solo condenan sus crímenes sino que vitorean a sus autores como héroes que ni siquiera han condenado sus crímenes, es algo tan terrible obscenidad que no hay campaña, ni montaje, ni publicidad que lo tape.


Pero es que, además, las encuestas aun no reflejaban este impacto. El asunto es aún peor. Es que los españoles le han cogido la matricula y lo que colaba ya no cuela y lo que parecía que siempre le iban a pasar resulta que ahora no le pasan ni una. Todavía peor. Ya casi no importa lo que haga. Diríase que la sentencia está ya echada en el consciente y subsconciente popular.


Él no lo sabe, no quiere saberlo, pero hay ya cada vez más socialistas, que ahora sí. Y ahora empiezan a sonar su balidos y más que sonaran. Porque ahora el lobo viene y resulta que a los primeros a los que se va comer es a ellos.


Las encuestas del lunes daban datos a escala nacional, indicativas para unas generales con fecha en las postrimerias del año 23. Pero los presidentes regionales, los de las diputaciones, los alcaldes y miles de cargos de esas administraciones al ver los datos y recordar lo que pasó en Andalucía y antes en Madrid, lo que leían era lo suyo, lo de su silla y lo de su bolsillo. Y la camisa, y es normal, no les llega al cuerpo, porque ellos son los que van a pagar por Sánchez. Por todo y por lo de Bildu también.


Y van a pagar con razón. Con justicia y con razón, pues hasta ahora, hasta aquí y, a parte de los dichos balido y algún tuit, nada han hecho para impedirlo. Porque no ha habido ni habrá ni un diputado del PSOE ni de Castilla-La Mancha, ni de Castilla y León, ni de Extremadura ni de Aragón ni de Asturias ni de Rioja ni de ningún lado que el día que se vaya a votar en el Congreso el pacto con Bildu, diga que él no. Ni habrá dirigente alguno que se plante y se rebele. No lo han hecho, no lo harán, por interés o por miedo, que más da, y por ello ahora no les llega la camisa al cuerpo. Y motivos tienen y motivos hay.


Porque también han pactado aunque digan que no, que ellos no han sido, con los separatistas, con los podemitas y ya después de aquel, “si quiere se lo repito 20 veces, que no” con Bildu también. No fue Sánchez quien se retrató con la rosa en Ermua. Fue todo el PSOE, este PSOE, el que en estos años ha callado, apoyado y hasta jaleado la ruptura. con sus principios, su historia, con la verdadera memoria, con la Transición y con la resistencia ante el terror.

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