PP de Galicia, la otra Transición

Todo el mundo da por hecho que el presidente Feijóo será el próximo presidente nacional del PP y por ello el rival de Sánchez en las elecciones generales. Todo el mundo salvo el protagonista que sabe medir los tiempos y que decidirá cuando anuncia su paso al frente. Estas transiciones tienen un componente personal otro político y otro mediático. En el político parece claro que los barones populares de toda España han designado ya a Alberto Núñez Feijóo como el elefante azul que debe reconstruir el Partido Popular que deja Casado, en el plano mediático tampoco hay discusión, el ambiente creado por los medios empuja al presidente de la Xunta a dar el paso a pesar de su posición de control de los tiempos y, finalmente, en el personal Feijóo parece decidido, si las cosas se hacen bien, a cambiar su vida cogiendo este tren que pasa por su puerta por segunda y, quizá, última vez en su carrera política. Así las cosas, las mentes pensantes y los columnistas de la prensa se preguntan ahora quien sucederá a Feijóo al frente de la Xunta de Galicia y esto es algo que preocupa también a todos los gallegos porque no quieren renunciar a la estabilidad de la que goza su tierra y quieren seguir viviendo, en este abrupto mundo, sin sobresaltos y en paz. Por eso empiezan a aparecer quinielas que proponen nombres para la sucesión y sobre ello, quiero reflexionar hoy. El PP no elige un nombre para cubrir dos años largos la presidencia de la Xunta, si así fuera, estaría cometiendo un error del bulto porque las próximas elecciones autonómicas exigirán un candidato con proyección de futuro que haya acreditado una trayectoria y un compromiso claro con Galicia y, además, aportar un plus que ayude a renovar la mayoría de la que goza el PP gallego. No parece que dentro del gobierno actual se encuentre esa persona porque el gobierno de Feijóo se ha caracterizado por bajos perfiles políticos, aunque con una característica común entre sus conselleiros, son tecnócratas de valía probada. El índice de popularidad de los miembros del gobierno gallego es muy bajo. Fuera de los pasillos de San Caetano es muy difícil encontrar a alguien que pueda decirte el nombre de cuatro conselleiros, el propio Feijóo es la única cara reconocible del gobierno y esa ha sido una estrategia de éxito para el presidente presuntamente saliente. Ninguno de ellos aporta, por tanto, ese plus del que hablamos a la hora de recaudar votos. La condición de que tenga que ser parlamentario el sucesor, limita otras posibilidades y, por lo tanto, Feijóo debe buscar entre su cantera a aquellos que cumplan los requisitos y aporten, necesariamente, el plus electoral y tengan la aceptación de los barones provinciales porque la unidad del partido de cara a unas nuevas elecciones es un pilar fundamental para poder ganar esos comicios. Una mezcla de juventud y experiencia será la receta para dibujar un perfil adecuado de aquel que pretenda liderar una nueva mayoría para los populares gallegos. El PP tiene ordenado el partido en La Coruña, Lugo y Orense y muestra grandes debilidades en Pontevedra donde además de no contar con las alcaldías de Pontevedra, Vigo o Villagarcía mantiene tensiones orgánicas en localidades muy importantes que el conselleiro Rueda no ha sido capaz de solucionar. El último servicio que Feijóo prestará a Galicia como presidente debe ser acertar en su apuesta, una apuesta de futuro.

PP de Galicia, la otra Transición

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