Uno de los dos Podemos

Debe humillarse. Este es el resumen del resumen de lo que está pasando a la izquierda del Psoe. Desde 1976 en España hemos visto de todo y por lo tanto nada de lo que está pasando es nuevo. Sin embargo, la guerra civil podemita está dejando algunas novedades que merece la pena analizar. A grandes rasgos, la secuencia de los hechos se remonta al nacimiento de la formación morada cuando un Pablo Iglesias empujado por los medios de la izquierda, supo manipular el movimiento 15M para darle forma a un proyecto político que los comunistas recibieron como tabla de salvación. 
 

Allí cabían todos y ocultándose tras unas siglas nuevas tenían la oportunidad de colarse en las instituciones de la mano del cabreo generalizado que por entonces se vivía en las calles de España. Así lo hicieron y llegaron prometiendo acabar con la “casta” y abandonar los despachos cerrados en los que se decidía la política tradicional. Traían aire nuevo que ilusionó aun número importante de votantes. Poco duró el cuento porque en cuanto pisaron moqueta se convirtieron en parte del sistema que criticaban. 
 

Desayunos de lujo en hoteles de cinco estrellas, coches oficiales y una legión de asesores que engordaron el gasto público sin dolor alguno. Pronto Pablo Iglesias se presentó como “el macho Alfa” de aquel contubernio y ahí empezaron las discrepancias. Errejón y todos los compañeros de la primera foto de Podemos fueron laminados bajo el control de Iglesias, caudillo plenipotenciario de aquel invento y, al cambio, elevó a los altares a sus amigas más fieles que, de la nada, se convirtieron en ministras del gobierno de España, ¡ahí es nada! Después Iglesias quiso demostrar su liderazgo y decidió suicidarse políticamente bajando a la arena electoral en Madrid para ser barrido por Ayuso. Tras aquel enorme fiasco decidió meterse entre bambalinas, pero, eso sí, sin dejar de gobernar su invento desde la sombra. Estas cosas en política son muy complicadas y suelen salir mal. El caso de Podemos no fue una excepción. 
 

El líder designó con su dedo a Yolanda Díaz para sucederle como vicepresidente del gobierno y, ya de paso, la nombró candidata a la presidencia ¡un artista! No le pudo salir peor, él se llenó de poder y Yolanda no se vio en otra igual, sin votos y sin apoyos había tocado el cielo del poder por designación digital de un machista, según la propia Yolanda. Viendo la deriva de su socio, Moncloa decidió intervenir y se propuso romper Podemos en dos, para lo que necesitaba contar con la colaboración de Yolanda que no lo dudó y se convirtió en el caballo de Troya de los morados y moradas. 
 

Ahora las cosas han llegado a un extremo que no cabe otra solución: uno de los dos Podemos debe humillarse ante el otro y pasar por el aro para conseguir la unidad que todos dicen querer pero que ninguno alimenta. Ahí aparece de nuevo Pablo Iglesias, el sabe que Yolanda y su posible renta electoral es el fin de su proyecto y en sus cálculos es mejor mantener un Podemos que consiga grupito parlamentario al modo de ERC o Bildu para mantener su influencia y tocar algo de poder. 
 

El problema es que Sánchez estaría dispuesto a un multipartito con tal de formar gobierno. Los españoles, si eso pasa, tendríamos que seguir durmiendo mal, único vaticinio en el que Sanchez acertó.

Uno de los dos Podemos

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