La izquierda más siniestra

Se puede ser de izquierdas, de derechas de centro o de lo que le de la gana a cada uno, se llama libertad y va de la mano con la democracia. Lo que no se puede es tomar por idiotas a todos los ciudadanos incluidos los de izquierdas. Conozco a muchas personas que se sienten de izquierdas y que son gente sensata, coherente, honesta y que no por ello abandonan el sentido común. Tienen espíritu crítico con los demás y también con ellos mismos y por eso, cuando sus partidos actúan como pollo sin cabeza, se avergüenzan y lo censuran, es más, cuando ven algunas realidades sobre disparates de los dirigentes de izquierdas, los sufren más, quizás, que otras personas de pensamientos políticos diferentes. En plena campaña andaluza salta a los medios una noticia de gran calado político: La vicepresidenta Oltra, de la comunidad valenciana, es imputada por un juez por la comisión de tres presuntos delitos cada cual más vergonzante y nauseabundo. Curiosamente esta tal Oltra, fue látigo e inquisidora contra todos aquellos oponentes políticos que en algún momento se vieron afectados por investigaciones judiciales y ella, en primera persona, no dudó en pedir sus dimisiones de forma inmediata. Tampoco es ajeno el presidente Ximo Puig que dijo en su día al referirse a Rita Barberá: “una alcaldesa imputada no puede continuar en su cargo ni un segundo más”. Pues este hombre, a esta hora en la que escribo esta columna, no cesó a su vicepresidenta imputada por, entre otros presuntos delitos, abandonar a una menor que estaba bajo su protección y que fue abusada por el entonces marido de la vicepresidenta. No sé qué pasará a lo largo de hoy viernes, pero posiblemente cuando usted esté leyendo este artículo, Oltra seguirá siendo vicepresidenta de Valencia para vergüenza de todos los valencianos y también de los españoles que no abandonan el sentido común. Y, aunque hubiera dimitido, la primera reacción fue tan escandalosa que sigue mereciendo el reproche de todo el mundo inteligente. La izquierda redacta códigos éticos que deben estar pensados para los demás, pero que a ellos no les afecta, es una especie de “haz lo que yo diga, no lo que yo haga”. Solo así se explica que Yolanda Díaz se siente en un teatro y ponga a su izquierda a la imputada Oltra y a su derecha a la imputada Colau y, para mayor “inri”, un poco más allá sentaba también a una fiscal, justo la misma que redactó el escrito que fundamenta la imputación de Oltra. Ximo Puig, preguntado por la cuestión, se refiere al respeto a la justicia, pero de cesarla ni mu, eso sí, se muestra muy preocupado por si Moreno Bonilla se ve obligado a nombrar vicepresidenta a Olona, pero le preocupa muy poco su propia vicepresidenta imputada. Recordar también que esta “purista de la dimisión ajena” fue la misma que dijo pasar mucho miedo un día que unos meritorios pusieron una canción de Manolo Escobar en un coche delante de su casa. Miedo el que debió de pasar esa menor abusada por el ahora ex marido de Oltra. Si a esta hora que usted lee estas líneas, Oltra ya no es vicepresidenta lo celebraré, pero la primera reacción a su imputación ofende a la inteligencia de todos los españoles y rompe ese argumentario puritano que la izquierda propone para sus oponentes políticos. Pero si sigue en su cargo el último responsable es Ximo Puig, presidente socialista de Valencia. El resultado de las andaluzas de mañana, también tendrá que ver con estas incoherencias repugnantes.

La izquierda más siniestra

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