Feijóo, ¡arregla esto!

Nunca tuve tantas dudas a la hora de poner título a un artículo. Desde la parte del problema me venían ideas a la cabeza tipo “PP, antología del disparate”, “Kramer contra Kramer”, “El bueno, el feo y el malo” o también “¡a las barricadas!” pero al final, he decidido apostar por la parte de la solución y, ahí, solo se me ocurría el que elegí.


El que fuera ministro de UCD Pío Cabanillas Gallas, acuñó en su día una frase que no olvidaré. Ante un conflicto que acabó con la destrucción del partido centrista dijo;” cuidado que vienen los nuestros”. Y lo clavó, fue el principio del fin y aquella guerra fratricida solo dejó cadáveres y alumbró el crecimiento de otras fuerzas políticas que enterraron con rapidez el legado del partido de Adolfo Suárez. No tengo ni idea de quien es el culpable de este lío histórico y suicida que protagonizan el PP de Génova y el de Sol, pero sí sé que la manera de enfrentarlo es irracional y sus consecuencias difícilmente imaginables.


Lo cierto y verdad es que este follón beneficia a dos partidos políticos, el de Sánchez y el de Abascal, estos dos están que no se lo creen, en sus despachos y calentitos asisten como espectadores a un esperpento que nutre sus arcas de votos sin mover un dedo. Ayer vi llorar, literalmente, a una persona que presume de ser del PP desde su infancia, sin ningún cargo, sin ninguna exigencia, solo una militante de base que lleva dejándose la piel por su partido desde el mismo día que se afilió, hace ya unas décadas.


No entendía nada, los máximos dirigentes de su partido destrozaban sus siglas en la plaza pública sin pudor alguno y con nulo respeto por la militancia ni por los millones de votantes que los apoyan, diría más, con desprecio absoluto hacia millones de españoles que ven en el PP la alternativa real al gobierno de Sánchez.


Con sorpresa y estupefacción escucho a Pablo Casado en la COPE utilizar argumentos contra Ayuso que ni la izquierda se atrevió nunca a pronunciar y, cuando creí que ya no me podía sorprender más, Casado dijo que había llamado al ministro socialista de la presidencia para preguntarle si tenían un dossier contra la presidenta madrileña, esto ya me recordó a Gila: “hola, ¿es el enemigo? Tantos errores y tan grandes no ayudan, para nada, a ganarse la confianza de los ciudadanos, todo lo contrario.


Pero llegados hasta aquí, la solución pasa, necesariamente, por dejar cadáveres políticos en el camino, alguien o algunos no pueden seguir ahí, esto ya no se arregla con un paripé porque la opinión pública no se creería nada. Espero que Ayuso pueda explicar las acusaciones que el “fuego amigo” le ha encasquetado porque, le guste o no a Génova, la presidenta es una máquina de ganar adeptos y elecciones, es el gran valor del PP y su proyección va mucho más allá de Madrid.


En las bases populares genera ilusión y suscita emociones, muy necesarias para la moral de la tropa ante los próximos comicios que se convoquen, es un valor en alza que solo, la dirección nacional del PP parece querer destruir y claro, nadie lo entiende. Ahora el PP abre informativos, ocupa primeras planas y es la comidilla de todas las barras de los bares de España, pero no como la alternativa ilusionante sino como el camarote de los Marx. Galicia, que siempre marcó el devenir del Partido Popular debe actuar de nuevo: ¡Feijoo, ¡arregla esto!

Feijóo, ¡arregla esto!

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