Falta una encuesta

Hemos asistido a una guerra sucia de encuestas sobre las pasadas elecciones en Castilla y León. Desde el CIS de Tezanos, hecho a medida, de Pedro Sánchez y que fracasó estrepitosamente hasta las publicadas en algunos digitales subvencionados que se han demostrado estómagos agradecidos con el poder.


La confusión creada por esos trabajos demoscópicos entre el electorado ha sido una vergüenza democrática ejecutada, eso sí, por aquellos a los que se les llena la boca al hablar de democracia y reparten carnets de demócratas a su antojo: si piensas como ellos eres demócrata y si tienes criterio propio eres un “facha”.


Después de tantas encuestas y tantas mentiras, echo de menos ahora una última encuesta, aquella que debe preguntar a los votantes del Partido Popular y de Vox por su opinión sobre la posible coalición de gobierno que le daría mayoría a Mañueco para conformar un gobierno estable para aquella comunidad.


Lo mismo que protegí el derecho del diputado Casero a defender la auténtica voluntad de su voto en la reforma laboral, defiendo hoy que los electores han de ser escuchados para tomar la decisión definitiva que aclare el futuro de aquella comunidad.


Es cierto que cuando Casado arremetió con dureza contra Abascal en el debate de la moción de censura la izquierda aplaudió su intervención fervorosamente, incluido el entonces vicepresidente Iglesias y no es menos cierto que, tras aquel acontecimiento, Vox no paró de crecer en votos en las sucesivas elecciones convocadas.


Digo esto porque la dirección nacional de un partido puede tomar decisiones en los despachos que confrontan con la voluntad cierta de sus electores y pueden causar bajas en próximas elecciones entre sus propios votantes. La izquierda habla de bloques para justificar su aritmética parlamentaria en la que caben todos, desde Bildu hasta los separatistas catalanes pero, sin embargo, rechaza cualquier mayoría que puede servir al Partido Popular para obtener mayorías de gobierno.


No tengo ni idea de lo que opinaran los votantes del PP o de Vox sobre esa posible coalición de centro derecha en Castilla y León, pero sí estoy convencido de que es un dato a tener en cuenta para tomar la decisión. La izquierda acusa a Vox de querer cargarse el estado de las autonomías y por ello lo tildan de antisistema y anticonstitucional.


Curiosamente, los socios de Podemos de Sánchez proclama a los cuatro vientos su aspiración de acabar con la monarquía y con el mandato constitucional que recoge la monarquía parlamentaria como la forma de estado que los españoles aprobamos en referéndum, pero esta posición no parece preocuparle a la izquierda y tampoco convierte a Podemos en antisistema.


Y es que la izquierda maneja a la perfección la ley del embudo, la parte ancha para ellos y la estrecha para los demás. No sé como acabará conformado el gobierno de Castilla y León, pero sí estoy convencido que, de no tener en cuenta la auténtica voluntad de los votantes de PP y Vox, tendrá consecuencias electorales pronto, quizá ya en Andalucía. Ojo al parche.

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