Escuchandos y sumandos

Entre Diotima y Safo, Yolanda Díaz nos sale al paso, vicepresidenta primera, primera poetisa, última sacerdotisa, timón de ternura, rumbo del poder con querer. Hembra que va a reinventar la izquierda con aroma de sándalo y vestidor de lujo.


En breve, alejada de las heroicas gestas de divinidades y guerreros, va a iniciar mundana (a lo Sánchez) un periplo de escuchas sin maldad. Mirándose a la cara, como si fuese verdad, y no para repartir poder, sino para oír utopías, pesares y quebrantos, lejos de egoísmos y espantos. Con ellas por ramillete se desposará con una idea sin otro ideal que el de los escuchandos, suplicantes seres hambrientos de cambio social. Suma de una idea aún por dividir.


Triunfal será el día en el que cumplida la jornada de oyente se abisme en la luz para alentar la semilla de la nueva revolución, la de los sumandos. Hombres de infinita sensibilidad social, salidos de la entrañas de la necesidad y pastoreados, hoy, por hablantes, que les dicen cómo va a ser lo que no puede ser con la naturalidad de quién es incapaz de la verdad. Líderes de exquisita verborrea y ninguna dignidad.


Gentes de no contar con los que no cuentan porque ella y sus escuchandos no han venido a decir, sino a recolectar sumandos, como los dioses en los días sin noticia de su crueldad.


La “escuchanta” está en camino, el universo social es su destino, el votante su objetivo, recordándonos que: quien bien te suma te hará restar.

 

Escuchandos y sumandos

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