La economía condiciona elecciones

Se han celebrado en España cinco elecciones en los dos últimos años y la izquierda ha perdido cuatro. El gobierno ha destruido la economía del país y ha sido incapaz de dar soluciones a los problemas reales de la gente. También en esa progresiva pérdida de confianza ha tenido mucha importancia la degradación de la democracia, de todas y cada una de las instituciones que han copado. Ideologizan todo lo que tocan, el sectarismo es su bandera, así como la necesidad de destruir o imponer normas sin un análisis previo de sus efectos. Lo acabamos de ver con la reforma laboral de Báñez, la subida del SMI, el plan para subir los impuestos, la política energética o la de vivienda.


Incluso con los fondos europeos el comportamiento del Gobierno es partidista y opaco. El dinero de Europa no es para beneficiar a las Administraciones gobernadas por el PSOE. La realidad es que no se está llevando a cabo este proceso con transparencia y de lo poco que se conoce ha quedado constatado que no llega a las empresas. De hecho, hay sectores enteros quejándose de la falta de profesionalidad y gestión con que se está llevando este proceso que nos iba a salvar de todos los males que arrastramos del anterior gobierno del PP.


Ayer conocimos el dato de la evolución de los precios en enero. El IPC subió el 6,1% por el coste de la electricidad, los carburantes, la cesta de la compra, pero el Gobierno no toma ninguna medida para paliar los efectos que está teniendo en las cuentas de las empresas y de los ciudadanos. Al contrario, cerrará las centrales nucleares impidiendo abaratar el recibo y subirá los impuestos y otros costes que influyen directamente en el empleo. No extraña a nadie que hasta la propia Comisión Europea sitúe a España a la cola de los 27. Seremos el último país en recuperar la actividad a niveles prepandemia.


Los ciudadanos, lógicamente, no son ajenos a esta mala gestión, incluso a la desidia con que se afrontan sus problemas. Lo sufren todos los días y esto no hay propaganda ni demagogia que le de la vuelta. No hay quien se trague que nadie va a quedar atrás o que todo lo van a pagar los ricos. La economía cotiza y seguirá pasando factura a los peores gestores en el peor momento.

La economía condiciona elecciones

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