Después de la OTAN

Ya tenemos una OTAN más armada, que era el gran objetivo. Habrá más presupuesto para defensa, se incorporaron Suecia y Finlandia, la base de Rota seguirá activa con dos nuevos destructores y Occidente parece más seguro. El presidente Sánchez ya tiene las fotos que quería y la imagen de España salió fortalecida. Pero cuando despertamos de ese magno festival el monstruo de nuestra realidad interna seguía ahí, como en el cuento de Montenegro. 
 

Primero, la inflación desbocada hasta el 10,2% con la espiral de precios que nos empobrece a todos. Después, el 30 por la mañana, cuando el presidente Sánchez ejercía de estadista y reclamó a las fuerzas políticas un “pacto de país” para aprobar los acuerdos de la OTAN volvió a encontrar “el monstruo” de ministros de su Gobierno rechazando lo acordado en la cumbre. 
 

Por la tarde, ejerciendo de presidente frío y radical, volvió arremeter contra el PP, pese a que necesitará su voto a favor de esas resoluciones, y habló de “poderes ocultos”, una peculiar confabulación de fuerzas tenebrosas que conspiran contra su Gobierno “fumando puros en los cenáculos madrileños” (¡). 
 

Presidir el Gobierno requiere ser elegante con la oposición y más cuando esa oposición popular ya anunció su apoyo a los compromisos que él adquirió con la OTAN. Pero así son sus malos modales que seguiremos viendo hasta el final de la legislatura y seguro que sorprenderá con derivas ideológicas más peligrosas.    
 

En paralelo con la cumbre hubo, además, otras noticias escandalosas. Como que el presidente, falto de humanidad, considere “bien resuelto” que 37 inmigrantes agonizaran masacrados al otro lado de la valla de Melilla. Antes eran personas en busca de un mundo mejor, ahora son violentos asaltantes contra la integridad de nuestro país. ¡Dónde quedó el espíritu del Aquarius!  
 

Escandaloso es el asalto del Gobierno a las Instituciones del Estado. Fueron abducidos el CIS, la TV pública, la Abogacía del Estado, el Tribunal de Cuentas, el CNI… En plena cumbre de la OTAN llegó el impúdico control de Indra, que presta servicios fundamentales para la democracia, y después el acoso al Instituto Nacional de Estadística (INE). Desconfían de la veracidad de sus informes y datos del IPC y el paro y matan al mensajero. Quedan aún el Bando de España y la AIReF, que no tardarán en ser colonizados en el proceso de degradación de la democracia. 
 

Con todo, lo más aterrador es que el Gobierno pacte con Bildu, los herederos de ETA, reescribir la Memoria Democrática prolongando el alcance de la ley desde 1978 a 1983, seis años de democracia en los que ETA asesinó a 358 españoles. ¿Qué pensarían esos centenares de asesinados de tamaña canallada? Seguro que ustedes tienen la respuesta.

Después de la OTAN

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