Debates sobre debates

Los tertulianos de los medios de izquierdas andan como locos predicando la necesidad de que Feijoo participe en seis, siete o veinte debates con el candidato socialista. Jalean así la idea de Sánchez, quien en un tono muy “tabernario”, ha retado al popular a enfrentarse en duelo todos los días y a todas horas.


Los más asilvestrados izquierdistas no dudan en tratar como “cobarde” al líder popular por no caer en la trampa “sanchista” e intentar alimentar esa idea que, lamentablemente para ellos, no ha cuajado entre la ciudadanía. Feijoo mantendrá un cara a cara y, como mucho, en otro debate a siete.


Pero, ¿a qué podría tener miedo Feijoo a la hora de debatir con Sánchez? Pues a nada, sobre todo después de los encontronazos que ambos tuvieron en el Senado que es donde Sánchez se envalentonó porque allí los tiempos eran los que eran, Feijoo tenía 15 minutos y Sánchez el que quisiera y, con esas reglas, es fácil batirse dialécticamente.


Ahora el debate será con tiempos tasados e iguales para ambos candidatos lo que equilibra el encuentro.


Pero, a mayores, hemos de tener en cuenta que Sánchez miente con extraordinaria naturalidad y eso complica la calidad del debate y deja desprotegido a quien no miente. La desesperación del socialista es evidente, se sabe perdido como le anuncia la demoscopia y ya no sabe cómo buscar un salvavidas, lo cual lo convierte en más peligroso porque está dispuesto a todo, parece que su amigo Tezanos ha debido contarle que o aniquila a Feijoo o no gana en ningún escenario. Vamos que es como ir a un duelo de esgrima y que el contrincante porte un arma en su cintura, no pinta bien.


Curioso resulta que los que ahora jalean a Sánchez con sus ansias de debatir son los mismos que le aplaudieron cuando el socialista le negó un debate a Pablo Casado, entonces líder popular. Solo insiste tanto en debatir el que se siente perdedor y esta idea sí ha cuajado entre la opinión que ya anticipa el 24 de julio como el primer día libres de Sánchez.


Ahora, el presidente ausente durante cinco largos años de todos los medios salvo dos, la Ser y la Sexta, se arrastra por los platós de televisión buscando espacios en cualquier programa desde el que le dejen hacer campaña da igual que sean de entretenimiento, de cocina o del horóscopo, con tal de no estar en la calle, a la que teme, le vale todo.


Esa es la diferencia entre Feijoo y Sánchez, el primero quiere una campaña de contacto directo en las calles con los electores, el segundo solo quiere cámaras y cuanto más obedientes mejor. Sánchez ha tensionado España, ha denunciado odio mientras él y su gobierno lo sembraban cada día, ya se lo dijo Susana Díaz, la expresidenta socialista de Andalucía:” tu problema eres tú Pedro” le espetó en un debate de esos que, ahora, tanto le gustan a Sánchez.


España quiere y busca un cambio para recuperar tranquilidad y concordia, para hablar menos de macro economía y más de las neveras de las familias, de los bolsillos vacíos de los españoles cargados de impuestos que obligan a elegir entre comer o pagar. “Con Bildu no pactaré nunca, si quiere se lo repito 20 veces” o “con Podemos en el gobierno no podría dormir” resultaron ser mentiras que le hicieron perder a Sánchez toda su credibilidad, la poca o mucha que tuviera.

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