Cuatro años de sanchismo

Hemos escrito muchas veces en esta columna que un gobernante debe demostrar su talento en la gestión de la “cosa pública”, eso que nos afecta a todos y todos la disfrutamos o la sufrimos. Pero, además, el gobernante debe tener la fortuna de estar acompañado por la suerte que, a veces, viene sola y en la mayoría de los casos hay que trabajarla.


Cuatro años después de aquella moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa es momento de analizar si el talento y la suerte del presidente Sánchez nos ha procurado una vida más feliz, como exigía la “Pepa”, o, por el contrario, nos ha empeorado la vida. Veamos, Sánchez gana aquella moción con el apoyo de los independentistas catalanes y el de Bildu, entre otros, la cosa no pintaba bien de partida pero solo el paso del tiempo, juez inexorable, nos diría el resultado de estos años de sanchismo. No parece que la madre naturaleza haya jugado a favor, una pandemia, una Filomena y un volcán han puesto a prueba al gobierno y en las tres desgracias la percepción ciudadana es que no se han gestionado de la mejor manera, incluso el Constitucional reprochó algunas medidas, como el cierre del parlamento o el confinamiento generalizado que fueron declarados inconstitucionales.


La crisis económica afecta ya a todos los españoles en mayor o menor medida y la deuda nacional está a niveles nunca vistos, deuda que acabamos pagando todos los españoles y que sigue creciendo. Tampoco la guerra de Ucrania ha ayudado, los costes de la luz, el gas o los carburantes alcanzan precios nunca vistos y atacan, directamente, al bolsillo de todos. La clase media está destruida y hoy forma ya parte de la base de la pirámide de la pobreza, sobrevivir es su objetivo y no lo tiene fácil. En política internacional tampoco tuvo su “baza” el gobierno de Sánchez, su errática decisión de menospreciar a Marruecos desde el principio evitando la visita tradicional de un presidente español al tomar posesión no sentó bien a nuestros vecinos y poco después nos llegó la crisis migratoria más grave que se recuerda en Ceuta, para, finalmente, doblegarse al rey marroquí con el Sahara como botín estrellándonos con Argelia y dificultando la llegada de gas para paliar los efectos de las decisiones de Putin.


En política interior, Bildu, heredera de ETA, se presenta como un partido de estado, los independentistas catalanes condenados por secesión han sido indultados y fortalecidos, hasta el extremo de presumir de no cumplir las sentencias del tribunal Supremo, el CNI ha sufrido una merma de su crédito y su “jefa” destituida incluso cuando aún no sabemos de quien era la responsabilidad de la seguridad del móvil del presidente. La presencia de comunistas en el gobierno pone a Sánchez ante el espejo de la OTAN, a quien medio gobierno apoya y otro medio despelleja y, quizá por esto, Sánchez no es convocado a las cumbres internacionales donde se tratan temas de seguridad. Pero la mala suerte de Sánchez le regala ahora la “viruela del mono”, otro mal de evolución desconocida. Para colmo, una parte del gobierno, Podemos, pone en duda la legalidad del contrato que ha de organizar al acto de la OTAN en España. Y para acabar, una inflación desnortada supone el mayor castigo al bolsillo de las clases más desfavorecidas y nos empobrece a todos sin excepción. La reválida de Sánchez llegará el próximo 19 de junio en Andalucía, ahí podremos apreciar la opinión de los españoles sobre los cuatro años de sanchismo, antes, en Madrid y Castilla León, ya fue suspendido. Andalucía marcará, sin duda, el futuro de Sánchez. Falta poco.

Cuatro años de sanchismo

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