Dos arzobispos

E n mi larga vida profesional como periodista nunca había asistido al nombramiento de un nuevo arzobispo para Santiago estando también presente el anterior que renunciaba al cargo por llegar a la edad reglamentaria. La especial situación tuvo lugar al mediodía del primer día del mes de abril cuando las campanas de las iglesias de Santiago hicieron tañer sus badajos, y en el salón principal del arzobispado se oyó un sonoro aplauso del consejo de consultores de la diócesis cuando el arzobispo saliente, Julián Barrio les comunicaba que su nuevo prelado diocesano era monseñor José Francisco Prieto Fernández. Y fuera en el salón regio una treintena de periodistas esperábamos que la información nos fuera confirmada.


El momento en el que ambos arzobispados, uno ya emérito y el otro electo, hablaron la emoción embargo aquel salón en el que tantos hechos periodísticos fueron revelados y anunciados por los distintos prelados. Monseñor Barrio se emocionó. Atrás quedaban largos 30 años de pastor de la Iglesia Compostelana. Y monseñor Prieto anunció el camino que tendrá que recorrer después de haber conocido muy directamente la diócesis de manera personal y a través de las informaciones y consejos que le fue dando a lo largo de dos años su antecesor.


Señalaba al comienzo que nunca había asistido a un acto de estas características con dos arzobispos presentes. En más de medio siglo que llevo haciendo información religiosa en general y en particular del arzobispado de Santiago, asistí a los nombramientos y tomas de posesión de tres arzobispos con cátedra y un electo: Ángel Suquía Goicoechea, Antonio María Rouco Varela y Julián Barrio Barrio. En estos tres casos cuando se hizo público su nombramiento estaban solos. En la nueva elección los dos prelados compartieron comparecencia demostrando la gran sintonía y empatía que existe entre ambos monseñores.


Lo ocurrido se podría considerar como una confluencia de trabajos eclesiásticos durante poco menos de dos meses. Monseñor Barrio en su condición de administrador apostólico de la diócesis, y monseñor Prieto iniciando a partir del día 3 de junio su largo caminar como pastor máximo de la Iglesia de Santiago. Algo nuevo para todos nosotros pero demarcador de que el trabajo eclesial al más alto nivel diocesano seguirá en plena comunión a favor de todos los fieles.

Dos arzobispos

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