Aquí pasó lo que pasó

Así lo hubiera resumido el viejo Iglesias Corral y habría acertado. El centro derecha español no acaba de entender lo sucedido el pasado 23 de julio y se mantiene en “sock” mientras Sánchez disfruta de sus vacaciones en Marruecos para incrementar todas las incertidumbres. El ambiente de éxito creado por la demoscopia había preparado a media España para celebrar un resultado que solo se materializó a medias, porque es verdad que el PP ganó las elecciones y subió 48 escaños, pero es verdad también que el resultado no cubrió las expectativas y dejó en los alrededores de Génova un sabor agridulce la noche electoral. El cinturón sanitario alimentado desde el rencor irracional de un Psoe desnortado y asilvestrado que imposibilita acuerdos entre las dos grandes fuerzas políticas españolas, dejaba solo al PP al que solo podría sumarse Vox para alcanzar una mayoría suficiente para gobernar, pero los 33 escaños verdes tampoco llegaron para lograr  los 176 imprescindibles que marcan la diferencia: del todo a la nada. Ahora todos miran a la demoscopia con desconfianza, pero es necesario puntualizar esta cuestión, las encuestas se publicaron hasta el domingo anterior al 23 de julio y el debate cara a cara que Feijóo gano con claridad, parecía apuntalar los vaticinios demoscópicos, pero la última semana, el PP cometió algunos errores, difíciles de explicar, que pudieron dar la vuelta a las expectativas. Si Feijóo no participa en el debate de TVE porque entiende que esa cadena está manipulada y escorada a la izquierda, y no le falta razón, no tiene sentido acudir a la entrevista con una periodista que tenía un objetivo claro y que pertenece a esa cadena manipuladora y, lo que es peor, el presidente popular no llevaba los datos al día y ahí todo empezó a cambiar. Más tarde tampoco asistió al otro debate en el Abascal se quedó como única referencia de la derecha, aunque todos los ataques se dirigieron a un Feijóo ausente sin nadie que lo defendiera. Sánchez y Yolanda en un tono pandillero, aprovecharon la ocasión para patear a un Feijóo que no estuvo bien asesorado en esa última semana de campaña. Lo cierto y verdad es que el resultado fue celebrado en Ferraz como una gran victoria, cosa inexplicable porque habían perdido claramente las elecciones, sin embargo, su puesta en escena era una confesión de voluntades: Sánchez tenía decidido pactar con Bildu, con Esquerra, con PNV, con Junts y con quien hiciera falta para traicionar la voluntad democrática de los españoles. 
 

El socialista Rubalcaba había llamado en su día a un posible gobierno con Podemos, gobierno “Frankenstein”, puedo imaginar como llamaría ahora al gobierno que pretende montar Sánchez: “Frankenstein XX plus”. Porque… ¿qué van a negociar Bildu, Esquerra o Puigdemont con el Psoe? ¿Los intereses de España? Eso no se lo cree nadie, negociarán sobre los presos de Eta, sobre como romper España o como blanquear al fugado Puigdemont. Los intereses generales de España no estarán en esa mesa de negociación y de la vergüenza. Es legítimo que cualquier candidato aspire a ser presidente, pero es repugnante que pretenda serlo a cualquier precio y este es el caso. Vienen tiempos difíciles y me temo que al timón no estará el mejor patrón. O se revisa la ley electoral que prima a independentistas o estamos condenados a la incertidumbre.

Aquí pasó lo que pasó

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