El presidente de México, Felipe Calderón, informó ayer de que un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter registrado en el sur del país causó “un susto muy fuerte”, pero hasta el momento no hay que lamentar víctimas ni daños mayores.
“Los hospitales, las clínicas, están funcionando bien, con normalidad, algunos cristales rotos, mucho susto, mucho pánico, es cierto, pero (el sistema sanitario) está bien”, agregó.
Calderón reconoció que tras el temblor se registraron “muchas escenas de pánico” y la evacuación “de muchos edificios” en distintos puntos del país.
Además, dijo que el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, estado donde se registró el epicentro del terremoto, le comunicó que no había “pérdidas de vidas humanas” y que los cuerpos de rescate y auxilio se habían desplazado al municipio de Ometepec, en la Costa Chica, la parte más afectada.
El temblor de 7,8 grados en la escala de Richter –7,4 según el servicio sismológico de EEUU– se registró a las 19.03 horas y su epicentro se localizó a 29 kilómetros al sur de Ometepec, una zona próxima a la costa.
El seísmo coincidió con unas vacaciones en el país de Malia, la hija mayor del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aunque la joven “nunca estuvo en peligro” por el terremoto, informó la Casa Blanca.