Un acusado del 11-S denuncia que le quieren asesinar en prisión

Un acusado del 11-S denuncia que le quieren asesinar en prisión
Jalid Sheij Mohamed, considerado el cerebro de los atentados del 11-S efe

  Uno de los acusados del 11-S, Ramzi bin al Shibh, gritó ayer en medio de la preparación de su juicio en la prisión de Guantánamo que Estados Unidos le quiere matar y luego hacer pasar su asesinato por un suicidio.

El nuevo proceso contra Jalid Sheij Mohamed, considerado el cerebro de los atentados del 11-S, y otros cuatro cómplices, comenzó ayer en la comisión militar de la Base de Guantánamo, que sentará las bases de un juicio que podría acarrearles la pena capital.

La vista tiene como fin iniciar la preparación de un nuevo juicio contra Sheij Mohamed y sus supuestos cómplices: Ali Abdul Aziz Ali, su sobrino, y Walid bin Attash, exguardaespaldas del fallecido líder de Al Qaeda Osama bin Laden.

Además de estos tres, también están pendientes de juicio el citado Ramzi Bin al Shibh, entrenado para pilotar uno de los aviones que se estrellaron en los atentados del 11 de septiembre de 2001 y miembro de la célula de Hamburgo, y Mustafa Ahmed Adam al Hawsawi, supuesto encargado de la financiación de los ataques.

Los cinco acusados por los atentados se negaron a contestar a las preguntas que les formuló el juez

 

Tras tres horas de preparación del juicio, Al Shibh, que estuvo rezando durante casi toda la vista, gritó en inglés: “A lo mejor no me vuelven a ver nunca más”.

Con la voz nerviosa, Al Shibh rompió su silencio para decir: “Quizá nos maten y digan que nos hemos suicidado”, antes de que el juez de la comisión militar, James Pohl, le llamase al orden.

Los cinco acusados por los atentados, que se enfrentan a la pena de muerte, se negaron ayer a contestar a las preguntas del juez de la comisión militar de Guantánamo, según los defensores en protesta por el trato que reciben en la prisión.

 

Rezos > Los sospechosos, que llevan casi seis años recluidos en Guantánamo a espera de juicio, comenzaron a rezar durante la vista que tiene como fin poner las bases para el inicio de su proceso, aunque la jornada se atascó en detalles como la traducción al árabe o incluso la vestimenta que deseaban llevar los reclusos.

Sheij Mohamed, con una espesa y larga barba y quien estaba sentado en primera fila, sacó un turbante en medio de la sesión y procedió a colocárselo.

El abogado civil de Sheij Mohamed, David Nevin, reiteró en varias ocasiones que, debido a las torturas a las que se vio sometido su cliente durante los tres años que pasó en cárceles clandestinas –en aparente alusión a los centros secretos de detención de la CIA y por el tratamiento recibido en Guantánamo, su trabajo está plagado de trabas.

Los cinco reclusos llegaron por separado a la sala del tribunal de “Campo Justicia” y fueron rodeados por tres guardias cada uno para que no hablasen, aunque en varias ocasiones consiguieron conversar entre ellos.

Bin Attash llegó atado a una silla de ruedas, aparentemente por problemas de comportamiento antes de entrar a la sala, aunque a petición de la defensa fue desatado.

Pohl decidió leer los derechos de los acusados ante el equipo de la defensa facilitada por el Gobierno estadounidense, mientras los encausados siguieron leyendo el Corán o rezando.

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