Turquía promete “limpiar” el país de milicianos del Estado Islámico

Las autoridades de Turquía prometieron ayer que “limpiarán completamente” el país de milicianos del grupo terrorista Estado Islámico (EI) después de que el domingo un terrorista suicida hiciera explotar un artefacto en una boda kurda que se celebraba en la ciudad de Gaziantep, donde murieron 54 personas.
“El Estado Islámico debe ser erradicado de nuestras fronteras y estamos preparados para hacer todo lo que esté en nuestras manos para lograrlo”, indicó el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, que señaló que Turquía, como miembro de la OTAN, se ha convertido en el “objetivo número uno” de los milicianos por haber frenado a un gran número de personas que planeaban viajar a Siria para unirse al grupo terrorista.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, comunicó el domingo que el ataque había sido perpetrado por un niño de entre 12 y 14 años, cuya carga explosiva pudo ser accionada por él mismo u otra persona. Además, Erdogan señaló que los primeros indicios apuntaban al Estado Islámico como el principal responsable del ataque.
Según un alto cargo de seguridad, el artefacto usado en el atentado es del mismo tipo que el empleado en los ataques que tuvieron lugar en 2015 en Ankara, la capital del país, así como en el distrito fronterizo de Suruc. Ambos fueron atribuidos al Estado Islámico, sin embargo, el grupo terrorista no se atribuyó la autoría.
Las autoridades han conseguido identificar hasta el momento a 44 de las víctimas, 31 hombres y 13 mujeres. Según el diario “Hurriyet”, 29 de las víctimas mortales son niños. Además, unas 66 personas siguen aún ingresadas en los hospitales de la provincia, catorce de las cuales se encuentran en estado crítico.
Además, informaron de que se ha encontrado un cinturón de explosivos en el lugar de los hechos. Las fuerzas de seguridad están investigando la posibilidad de que los milicianos colocaran los explosivos sin que el menor fuera consciente de ello, haciéndolo detonar de forma remota.
Por otro lado, el Reino Unido aislará a los extremistas islamistas en unidades especiales en prisiones de alta seguridad para limitar su capacidad de radicalizar a otros reclusos, anunció ayer el Gobierno de Theresa May.
La ministra de Justicia, Liz Truss, dijo que asume la acción de reducir la propagación de la ideología radical entre los reclusos corrientes, incluida la formación de agentes para perturbar la actividad que pueda influenciar a presos vulnerables. Mientras, la Policía checa está investigando al activista antimusulmán Martin Konvicka por haber llevado a cabo una simulación de una invasión de milicianos del Estado Islámico en la plaza de la Ciudad Antigua de Praga.
Konvicka llegó a la céntrica plaza a lomos de un camello y acompañado por varias personas más vestidas de camuflaje en un jeep y a pie y que llevaban barbas postizas.
A continuación, dispararon al aire con armas de réplica y gritaron “Allahu akbar” (“Dios es el más grande”).