El alto el fuego entre las milicias de Gaza e Israel continuó ayer sin incidentes por segundo día consecutivo, mientras en El Cairo sus negociadores seguían las tratativas para una solución permanente y el Ejército israelí comenzaba a desmovilizar fuerzas.
Para las poblaciones de Gaza e Israel la de ayer fue una inusual jornada de tranquilidad en la que pudieron retomar la normalidad de sus vidas, dentro de las particulares circunstancias de cada parte después de 30 días de ofensiva militar.
En la franja, devastada por los intensos bombardeos israelíes, era apreciable la disonante imagen de niños jugando en parques infantiles y la de mercados en plena actividad comercial, al lado de aquellos que acudían a las zonas más castigadas para rescatar enseres y objetos privados debajo de los escombros.
Cientos de palestinos vencieron el miedo y acudieron a las que hace un mes eran sus casas en la franja, y que hoy son un cúmulo de escombros. De ellos, se han recobrado los cadáveres de otras diez personas, elevando los muertos en Gaza a 1.885.