Los países árabes celebran su cumbre con las crisis abiertas en el Golfo y Siria

Los países árabes celebran su cumbre con las crisis abiertas en el Golfo y Siria
El emir de Kuwait, jeque Al Sabah al Ahmed al Sabah (5i, delante), posa junto al emir de Catar, jeque Tamim bin Hamad al Zani (4i, delante), y al príncipe heredero saudí, Salman bin Abdelaziz (3d, delante), para una foto de familia de la cum

Los jefes de Estado árabes iniciaron hoy en Kuwait su cumbre anual, marcada por las diferencias entre varios países del Golfo respecto a los Hermanos Musulmanes y por la guerra en Siria, para la cual la oposición pidió más apoyo.

El emir de Kuwait, Al Sabah al Ahmed al Sabah, hizo de anfitrión en la apertura de la XXV Cumbre Árabe y llamó a unir posturas tras advertir de que "han aumentado sus diferencias" entre los árabes, lo que afecta a "su presencia, sus valores y sus esperanzas".

"No podremos avanzar sin nuestra unidad y el rechazo a nuestras discrepancias", subrayó.

Con estas palabras Al Sabah se refería a la crisis política surgida por la decisión de Arabia Saudí, Baréin y Emiratos Árabes Unidos de retirar el pasado 5 de marzo a sus embajadores de Catar, en protesta por la supuesta injerencia de Doha en sus asuntos internos.

En el fondo subyace su diferente relación con los Hermanos Musulmanes, respaldados por Catar, y con las autoridades interinas de Egipto, apoyadas por Riad y Abu Dabi desde la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi en julio pasado.

El emir de Catar, jeque Tamim bin Hamad al Zani, mostró su interés de acabar con las divisiones, si bien insistió en que "no se puede tildar de terroristas a grupos enteros", una medida adoptada por Egipto y Arabia Saudí contra la cofradía.

Al Zani fue uno de los trece jefes de Estado presentes en la cumbre, de la que se ausentaron precisamente el rey saudí, Abdalá bin Abdelaziz; el presidente de Emiratos, Jalifa bin Zayed al Nahyan; y el rey de Baréin, Hamad bin Isa al Jalifa.

En representación de Arabia Saudí estuvo su príncipe heredero, Salman bin Abdelaziz, quien sostuvo que la región "necesita estabilidad, seguridad y lazos naturales en los que impere la confianza, el respeto mutuo y la no intervención en los asuntos internos de otros países".

Bajo el lema de "Cumbre de la solidaridad para un futuro mejor", la cita es una oportunidad para "superar la delicada etapa que atraviesan los lazos árabes", señaló el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi.

El otro punto caliente de la reunión estuvo centrado en la situación siria.

El presidente de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), Ahmed al Yarba, pidió más ayuda a los árabes y que la Liga Árabe otorgue a su alianza opositora el asiento de Siria, suspendido desde 2012, y las embajadas sirias en los respectivos países.

La CNFROS acude a Kuwait como invitada, al igual que en la cumbre de 2013 en Catar, pero no como representante oficial de Siria.

Yarba también pidió aumentar las presiones árabes para que la comunidad internacional arme a la oposición y ayude a los refugiados sirios.

El líder opositor dijo anoche en una reunión con el mediador internacional Lajdar Brahimi que "ninguna solución política verá la luz sin lograr un avance militar sobre el terreno que equipare a los dos bandos".

Brahimi, que también asistió a la cumbre, leyó un mensaje del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que reiteró la necesidad de una solución política en Siria y de parar el envío de armas a ese país.

También reclamó a la Liga Árabe que trabaje con las Naciones Unidas, Estados Unidos y Rusia para coordinarse en la conferencia de Ginebra, cuya ronda de enero pasado fue infructuosa.

Mientras, Al Arabi apuntó que "la solución negociada a la crisis siria todavía está lejos de lograrse por la incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer un alto el fuego", al tiempo que criticó la intransigencia del régimen sirio en las negociaciones.

Los participantes en la cumbre también abordaron el proceso de paz entre israelíes y palestinos.

En el mensaje leído por Brahimi, Ban pidió a Israel el cese de la construcción de asentamientos y pidió concesiones a ambas partes para lograr la paz en Oriente Medio.

Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abás, insistió en que han apoyado la iniciativa de paz del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, mientras que Israel "ha seguido adelante con su plan de llevar a cabo asesinatos, destruir Palestina y dividir la mezquita de Al Aqsa", en Jerusalén Este.

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