Cameron pide a los mayores que voten a favor de quedarse en la UE “por los sueños de sus hijos”

Consciente de lo que está en juego, el primer ministro británico, David Cameron, decidió comparecer ayer ante el número diez de Downing Street con un apasionado discurso que introdujo un golpe táctico, ya que por primera vez se centró fundamentalmente en los factores positivos de formar parte de la UE, tras una campaña en la que el frente a favor de la continuidad había basado sus argumentos en el temor a los efectos de entrar en territorio desconocido.
Su intervención evidenció el interés por llegar a una audiencia concreta que podría decidir el futuro del Reino Unido: los mayores, los más proclives, según las encuestas, a votar por la salida. En un ejercicio de empatía electoral, dijo compartir sus “frustraciones” por una institución que no es perfecta, pero invitó a las generaciones de su edad y por encima a “pensar en los sueños y esperanzas de sus hijos y de sus nietos”. “Sus posibilidades de trabajar, de viajar, de construir la sociedad abierta y exitosa en la que queremos vivir depende de este resultado”, subrayó el dirigente. Cameron reivindicó cuestiones con las que espera llegar al corazón de un votante confundido por la complejidad de las estadísticas y la disparidad de la guerra de cifras en la que se embarcaron los dos bandos. Así, puso en valor elementos universales que, según él, dependen de la continuidad en la UE, como la prosperidad de las familias, el mantenimiento del empleo e, incluso, la seguridad nacional.
Con esta comparecencia en la recta final de la campaña, y a menos de un día para la votación, David Cameron evidenció los riesgos que el referéndum sobre la permanencia en la UE suponen no solo para el Reino Unido, sino para su carrera política. Tras años de enfrentamientos, Cameron acabó cediendo en 2013 con la promesa de un plebiscito incluido en el programa electoral para las generales del año pasado, pero lejos de rebajar la temperatura interna, las disensiones generadas amenazan ahora con cobrarse la cabeza del dirigente que decidió que cuatro décadas sin revisar la afiliación comunitaria eran demasiadas.
Usó su más ferviente apelación al electorado para que mañana vote por una continuidad de la que dijo “creer profundamente” que es “lo mejor para el Reino Unido”, puesto que lo hace “más fuerte y más seguro”. Las consecuencias de una salida que insistió, “sería irreversible, no se podría deshacer”, pesan sobre un mandatario bajo presión tanto en casa, como a escala mundial, ya que sus socios comunitarios y EEUU confían en cerrar un debate que mantiene en jaque al bloque occidental.