Bruselas y Londres retoman el diálogo para el Brexit en direcciones opuestas

Bruselas y Londres retoman el diálogo para el Brexit en direcciones opuestas
El ministro británico para el Brexit, David Davis, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier | Olivier Hoslet (efe)

Bruselas y Londres siguen nadando en direcciones opuestas en una sexta ronda de negociaciones del Brexit de la que aún no se espera poder avanzar lo suficiente como para entrar de lleno en la siguiente fase, la de la futura relación entre el bloque comunitario y el Reino Unido.
Para Bruselas, sigue estando claro que las negociaciones se encuentran en una primera fase, la de la factura del divorcio y los derechos de los ciudadanos, pero Londres quiere apretar el acelerador y centrarse en el segundo capítulo, el de las relaciones futuras, sobre todo las comerciales.

Cierre de asuntos
En la cumbre de octubre, los Veintisiete abrieron la puerta a realizar “trabajos preparatorios” para una segunda fase de la negociación si se veían avances, pero el bloque europeo tiene miedo de no haber cerrado convenientemente antes asuntos como los derechos de los trabajadores, que puedan terminar siendo moneda de cambio. En esa misma línea se pronunció precisamente la Eurocámara, preocupada por que se avance en las negociaciones con Londres en asuntos financieros sin cerrar antes asuntos como qué ocurrirá con los trabajadores comunitarios en el Reino Unido más allá de 2019.
Los Veintisiete han dejado claro desde el inicio de las negociaciones que el plan de Londres, sobre todo en el plano comercial y de mercado interior, no podrá ser en cualquier caso abandonar la UE pero seguir beneficiándose de sus prerrogativas.
En un discurso en Roma ayer, justo antes de sentarse a la mesa en Bruselas con el negociador británico, David Davis, el representante del lado europeo para el Brexit, Michel Barnier, dijo que “no se aceptará que (los británicos) sigan jugando en el mismo terreno de juego comunitario pero sin las mismas reglas”.
Barnier reiteró asimismo las líneas rojas de la UE con respecto a los derechos de ciudadanos y trabajadores en la negociación. “No se puede querer poner fin a la libre circulación de personas, pero manteniendo la de mercancías, servicios y capitales”, señaló.
Fuentes comunitarias dijeron en el mismo sentido que en esta ronda la UE insistirá en que la futura relación entre ambos, cuando el Reino Unido pase a ser tercer país, no puede ser “a la carta”, aunque sí haya interés mutuo en seguir colaborando en asuntos como la lucha contra el terrorismo o el cambio climático.
“El tiempo apremia”, reiteró ayer Barnier, que pide más “clarificaciones” del Reino Unido también sobre asuntos como la factura del divorcio, un asunto sobre el que el Gobierno de Theresa May no termina de concretar ni propuestas ni cifras.
Del otro lado, fuentes cercanas a la delegación de Davis aseguraron que sí se dan progresos, aunque no públicamente, sobre el futuro de los derechos de los 3 millones de europeos que viven en el Reino Unido y el millón de ciudadanos británicos que residen en otros países de la UE.

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