Advierten de que la tragedia por el seísmo en Ecuador es aún impredecible

Manos Unidas ya se ha puesto en contacto con sus socios locales en Ecuador tras el terremoto que sacudió el país el pasado sábado y advirtió de que las consecuencias de la tragedia aún son “impredecibles”. La ONG de la Iglesia católica realiza 15 proyectos en Ecuador, de los cuales el 20 por ciento se encuentran en la zona afectada por el seísmo, que dejó al menos 350 muertos y más de 2.000 heridos.
La organización está recabando información para evaluar la situación e identificar las necesidades y valorará si emprender acciones de emergencia o post-emergencia.
Desde este domingo se están llevando a cabo en Ecuador campañas de solidaridad. Así, por ejemplo, en Riobamba, al sur de Quito, donde se encuentra el cooperante de Manos Unidas Carlos Vicente Alconcé, coordinador del Convenio con Aecid, hay varios puntos para recolectar alimentos no perecederos y agua principalmente, para ser enviados a las zonas afectadas.
En general, las organizaciones de ayuda humanitaria trabajan contrarreloj para responder al terremoto de Ecuador, a pesar de que admiten que es imposible conocer por el momento la verdadera magnitud de una tragedia que, como avisaron, tiene en la infancia uno de sus puntos más vulnerables.
Por su parte, España prepara el envío en las próximas horas de un avión con medicamentos y material de primera necesidad para los damnificados.
El rey llamó ayer al presidente de Ecuador, Rafael Correa, para interesarse por el estado de los heridos en el terremoto y preguntar por las tareas de rescate de supervivientes.
En la conversación, Correa agradeció la ayuda ofrecida por España. Felipe VI reiteró en su conversación con Correa el “sentimiento de pesar” de los reyes por el seísmo, al tiempo que trasladó un “mensaje de solidaridad para las familias de las víctimas y el conjunto del pueblo ecuatoriano”. Los dos jefes de Estado destacaron la intensa relación entre España y Ecuador y tuvieron un recuerdo especial para la numerosa comunidad ecuatoriana en España.
Por otro lado, una cooperante cántabra que llevaba poco más de un mes en Ecuador, Asunción Sáez González, enfermera jubilada de 67 años, se encuentra desaparecida tras el terremoto.
Su familia no sabe nada de ella desde entonces, ya que “las comunicaciones no están restablecidas, los teléfonos no funcionan y ni el Ministerio de Exteriores ni los consulados tienen todavía noticias y no han sabido darles ninguna información”, según relató su hermana, Purificación Sáez, exdiputada del PSOE en el Parlamento de Cantabria.
Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, admitió que no se pueden descartar que haya víctimas españolas en el terremoto porque la colonia española es “extraordinariamente numerosa”, aunque al cierre de esta edición no se tenía constancia de ello.