Villares asegura que saneará las rías para que Feijóo pueda “pasear con quien quiera”

El cabeza de cartel de En Marea a la Presidencia de la Xunta, Luís Villares, incidió en su promesa electoral del saneamiento de las rías para que por ellas “pueda pasear en yate con quien quiera” el candidato del PPdeG a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, cuando abandone “el gobierno” tras el 25 de septiembre. 
Pontevedra acogió un acto público en el que Villares contó con la compañía del secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, así como con los tres primeros candidatos de En Marea por la provincia pontevedresa, Carmen Santos, Marcos Cal y Eva Solla, en un mitin abierto por el número seis de esa misma candidatura, Xoán Hermida. 
En una Praza da Peregrina en la que se congregaron unas 600 personas, el cabeza de cartel de En Marea manifestó que una “de las ventajas” de “recuperar lo público para la gente” es que los juzgados de Galicia se van a “desatascar”, ya que la “mayoría de casos de corrupción” están relacionados con la “privatización de servicios públicos”. 

limitar los mandatos
Asimismo, Villares se reafirmó en su intención de limitar los mandatos como medida de “regeneración democrática” y que no se vuelva a repetir la situación de un Feijóo “que se quería ir a Madrid”. El cabeza de cartel invitó al candidato del PPdeG a que emprenda ese camino a la capital española. “Como decimos en Lugo: vete y diles que vas de nuestra parte, ya verás qué bien te tratan”, ironizó. 
Por su parte el secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, llamó a “no resignarse” ante una política “equivocada” que defendía “que si los de arriba ganaban mucho dinero nos iba a venir bien a todos”, al tiempo que indicó que “los ojos” están “puestos” en Galicia el 25-S puede confirmar el “proceso de cambio” en el conjunto del Estado. 
“He visto a Feijóo haciendo una campaña acomplejada. No he visto las siglas, parece que se presente por una plataforma ciudadana. Cualquier día se descuelga de un cartel de En Marea”, ironizó un Errejón recibido con gritos de “sí se puede” a los que respondió con su tradicional gesto de la victoria con los dedos formando una uve.