Sober, una cantera de centenarios

El municipio lucense de Sober, en plena Ribeira Sacra, tiene ya entre sus vecinos a nueve personas centenarias, un porcentaje realmente elevado para un ayuntamiento que no llega a los dos mil quinientos habitantes y que incluso podría aumentar en breve, dado que otros dos ancianos llegarán en 2014 al siglo de vida.

El alcalde de Sober, Luis Fernández Guitián, le resta importancia a esta circunstancia y sostiene que el porcentaje de personas centenarias es "similar al de otros municipios de la Ribeira Sacra", porque "en todo el interior de Galicia hay muchas personas mayores" y la media de edad es cada vez más elevada.

La principal diferencia entre unos municipios y otros, subraya, es que el Ayuntamiento de Sober, por empeño "personal" suyo, se ocupa de llevar la cuenta de los vecinos que llegan a los cien años, porque "es un orgullo" y porque esas personas se merecen un homenaje por haber vivido tanto.

La última en cumplir años ha sido Francisca González Pérez, a quien todos conocen como 'Panchita', y que esta semana celebró su centenario en la parroquia de Vilaescura, en el lugar de Vaz, con su familia y con sus vecinos, a los que invitó a café y dulces.

También hubo tarta y no faltó la habitual visita que hace el regidor local a todos los vecinos que llegan a los cien años para hacerles entrega de un regalo institucional.

La persona que se encarga de cuidar a Panchita, Ana López, explica que la anciana "se emocionó mucho".

No se esperaba esta celebración porque su hijo acababa de salir del hospital y no hace mucho que falleció su nuera.

De sus dos hijos, sólo uno sigue vivo, y la larga vida de Panchita le ha dado para conocer a cinco nietos y a otros tantos bisnietos.

Además, Ana cuenta que esta mujer conserva "toda la movilidad" y "la cabeza perfectamente", por lo que las conversaciones con ella son siempre enriquecedoras y plagadas de anécdotas que rescata de su buena memoria.

La propia Panchita cuenta que la profesión de su marido, que fue policía, la llevó a vivir en Oviedo, Pontevedra, Bilbao, Santander, Barcelona, San Sebastián y Vigo.

Hace diez años que regresó al domicilio de su familia, en Sober, justamente cuando se quedó viuda.

Recuerda que crió a sus hijos "con la maleta" a cuestas. Ahora vive más tranquila y dedica su tiempo a pasear "un kilómetro al día" y a conversar con su familia y con los vecinos de la parroquia, porque se lleva "muy bien con todo el mundo".

El alcalde tiene ya localizados a los próximos vecinos que llegarán a centenarios en abril y noviembre.

En todo caso, por utilizar un símil futbolístico, la cantera de este municipio es inagotable, dado que hay "más de cien personas" en el ayuntamiento que superan "los noventa años de edad", concreta el primer edil.

De las nueve personas que ya han cumplido un siglo de vida, tres pertenecen a la parroquia de Gundivós y las demás a Refoxo, Proendos, San Martiño de Anllo, Vilaescura y Doade.

La mayoría siguen residiendo en el municipio, pero tres de ellos sólo visitan Sober por temporadas, dado que viven habitualmente con sus hijos en otros lugares.

Hace unos años, este municipio lucense era uno de los más envejecidos de Galicia, pero Fernández Guitián asegura que la situación va cambiando poco a poco, porque nacen muchos más niños y la gente joven, en vez de marcharse a otros lugares, está empezando a quedarse en el medio rural y rehabilita para vivir las casas de sus antepasados.

"En los últimos cuatro años, han nacido cuarenta niños en Sober", presume el regidor local, cuando hace una década sólo había tres o cuatro alumbramientos al año en el municipio.

Además, recuerda que su ayuntamiento fue el que menos habitantes perdió de la comarca en el último año, "sólo nueve". EFE

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Sober, una cantera de centenarios

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