Rosario Porto afronta el cuarto aniversario de la muerte de su hija en “mal estado” anímico

Rosario Porto afronta el cuarto aniversario de la muerte de su hija en “mal estado” anímico

El cuarto aniversario del asesinato de Asunta Basterra se cumple hoy. La niña, de doce años y de origen chino fue hallada muerta en Teo (A Coruña) y por su muerte fueron condenados sus progenitores, Rosario Porto y Alfonso Basterra. Cuatro años después, el letrado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, asegura que su cliente afronta el aniversario en condiciones anímicas “malas”.
Desde su condena, a 18 años de cárcel por un delito de asesinato con agravante de parentesco, los progenitores permanecen en la cárcel. Inicialmente, ambos en la prisión de Teixeiro (A Coruña), aunque Rosario Porto fue trasladada, en marzo de este año, a la cárcel de A Lama, en Pontevedra.
Sobre su estado, su letrado dice que se encuentra “mal” y recuerda, al respecto, que está en la enfermería de la cárcel desde su llegada a la prisión pontevedresa.Respecto a la situación judicial de su cliente, y tras agotarse toda la posibilidad de recursos en los tribunales españoles, asegura que sigue trabajando en la presentación de un recurso ante el Tribunal de Estrasburgo.
“Por vulneración de derechos fundamentales”, precisa. Entre otras cuestiones, apunta “a la falta de un juez imparcial” en el proceso judicial y que no se cumplió el principio de “presunción de inocencia”. Mientras, sobre las pertenencias de su cliente, recuerda que sigue esperando que se le entreguen el teléfono y el ordenador que se incautó de su vivienda. “Lo pedí, pero sigue esperando”, añadió.

Muerte por asfixia
Como resultado de la investigación y de las pruebas practicadas, en relación a la muerte de Asunta Basterra se determinó que su fallecimiento se había producido por asfixia y que, anteriormente y durante meses, la niña había ingerido un asiolítico, Orfidal, que anuló la voluntad de la pequeña antes de ser asesinada. 
El cuerpo de la niña fue localizado después de que, en la madrugada del 22 de septiembre, dos hombres que circulaban por una pista forestal del lugar de Ferros, en la localidad coruñesa de Teo, dieran la voz de alarma.
Durante las primeras horas, los investigadores capitaneados por el titular del Juzgado de Instrucción 2 de Santiago, José Antonio Vázquez Taín, determinaron que la niña había fallecido en otro lugar y que no había sufrido agresión sexual. Las pistas apuntaron desde el primer momento al entorno cercano y, más en concreto, a sus padres, separados, que la noche en la que se produjo su muerte habían acudido a una comisaría de Santiago a denunciar la desaparición de su hija.
Sin embargo, las “inconsistencias” detectadas por la Guardia Civil en las declaraciones de los padres sobre los últimos movimientos de Asunta y las primeras pruebas precipitaron sus detenciones y, posteriormente, su condena judicial. l

Rosario Porto afronta el cuarto aniversario de la muerte de su hija en “mal estado” anímico

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