Las protestas contra la Lomce dejan en Galicia un detenido y 75 identificados

Una veintena de localidades gallegas fueron el escenario ayer de nuevas protestas estudiantiles contra la Lomce. Pese a que la mayoría transcurrieron sin incidentes, dos de ellas –las de Vigo y Santiago– acabaron con cuantiosos destrozos. En la ciudad olívica, además, una persona fue detenida y otras 75, entre ellas 22 menores de edad, fueron identificadas en relación a los disturbios que se registraron durante la manifestación.
La Policía Nacional levantó 27 actas, la mayoría a personas que iban encapuchadas y portaban piedras, informaron fuentes de la comisaría de Vigo.
El detenido portaba pasamontañas pero fue identificado por la Policía como uno de los autores de los daños causados en el mobiliario urbano y en lunas de bancos y de la delegación territorial de la Xunta, punto final de la manifestación, donde hubo cargas policiales para disolver a un grupo que lanzaba piedras.
Los daños fueron “cuantiosos”, según el recuento de la Policía Nacional, en las lunas de la delegación de la Xunta, en la sede central de Novagalicia Banco, del Santander y el BBVA, y en el edificio de Generali Seguros.
También resultaron dañados dos vehículos policiales estacionados en el exterior de una comisaría y el mobiliario exterior de varias cafeterías.

violento y organizado
Fuentes policiales circunscribieron los disturbios a un “grupo violento organizado” que desvincula de la mayoría de manifestantes, pues hubo lanzamiento de objetos contundentes de forma simultánea en varios puntos.
Los momentos de mayor tensión se vivieron a la conclusión de la manifestación ante la sede territorial de la Xunta, donde cinco agentes resultaron heridos por el impacto de piedras, y donde los antidisturbios cargaron para disolver a un grupo de jóvenes. No es la primera vez que se producen disturbios en las protestas estudiantiles en Vigo, donde en diciembre hubo cargas policiales y varios detenidos.
La delegada de la Xunta en Vigo condenó los momentos “muy violentos”, “de mucha tensión”, que se vivieron en el edificio administrativo, que hubo que cerrar momentáneamente por el lanzamiento de piedras, botellas y otros objetos.
En declaraciones, María Xosé Bravo expresó su respeto al derecho a la manifestación, pero recalcó que, últimamente, “la violencia se ha ido incrementando”.

Reivindicar, con formas
“Es hora de que los jóvenes tengan claro” que en una protesta “tienen todo el derecho del mundo a reivindicar lo que crean”, pero también que deben “guardar las formas de corrección en un estado de bienestar”.
Organizadores de la manifestación en Vigo lamentaron los “actos vandálicos” registrados a la conclusión de la misma, que atribuyen a “una minoría”.
El responsable de Os Comités del campus, Hugo Domínguez, lamentó que estos incidentes “nublan el verdadero éxito” de la huelga estudiantil.
El portavoz nacional de Os Comités, Brais Fortes, mostró también su pesar porque los altercados provocados “por unos pocos” acaben por “salpicar y perjudicar a todos” los participantes en la manifestación.
En Compostela centenares de estudiantes salieron a la calle una vez más contra la llamada “ley Wert” en una protesta envuelta en polémica por los destrozos en lunas de bancos y contenedores que llevaron al BNG a emitir un comunicado de condena de estos “actos vandálicos”.

exultantes
Todo ocurrió en un día en el que los impulsores estaban radiantes, puesto que consideraron que se trataba de la huelga “más grande y más contundente” de todas las celebradas. Exultante estaba por ello en Compostela la portavoz de AGIR, Antía Balseiro, que junto con A Liga Estudantil y Os Comités convocaron la marcha bajo el lema “Érguete por un ensino público e galego”.
Carlos García, de Comités, aseguró que, de no cancelarse la Ley, “habrá que seguir movilizándose”.
Los estudiantes recorrieron las calles de la capital coreando consignas como “Queremos estudiar, no emigrar”, “La lucha es el único camino” y “Lo público es servicio, lo privado beneficio”.
El secretario nacional de CIG-Ensino, Anxo Louzao, reiteró la necesidad de “frenar” la puesta en marcha de la nueva ley, ya que de lo contrario la primera medida que deberá tomar el próximo gobierno será la derogación de la misma.