El PPdeG reconoce sus “errores” y se marca el objetivo de recuperar el poder en las alcaldías

El PPdeG reconoce sus “errores” y se marca el objetivo de recuperar el poder en las alcaldías
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El líder de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijóo, se ha fijado como reto las próximas elecciones municipales de 2019 con el objetivo de recuperar el poder que perdió su partido en los ayuntamientos gallegos.
De este modo, en su intervención durante la clausura de la Junta Directiva del PPdeG, Feijóo hizo hincapié en la necesidad de recuperar los municipios que el PP perdió tras los pasados comicios municipales y en mantener los que todavía conserva. 
Acompañado por todos los conselleiros –excepto por Francisco Conde– y por todos los presidentes provinciales –a excepción del ourensano Manuel Baltar, quien se encuentra en Badajoz–, el líder del PPdeG ha emplazado a su partido a “enmendar” los “malos resultados” y los “errores” cometidos en las pasadas municipales de 2015.
Y es que el objetivo, precisó, es “interpretar correctamente” las lecciones aprendidas al respecto para trasladarlas a los próximos comicios locales de 2019. Es más, aseguró que se compromete, de hoy en adelante hasta esta fecha, a visitar, escuchar y trabajar en los 313 municipios de Galicia.
Al iniciar su intervención, el también presidente de la Xunta recordó la Junta Directiva de su partido celebrada el pasado 4 de agosto en el Picro Sacro, en donde congregó a un centenar de populares para pedirles una mayoría excepcional para Galicia.
Comparando la cima del Picro Sacro con el 25-S, explicó que para subir hasta él su partido tuvo que emplear “argumentos y hechos” para convencer a la ciudadanía gallega de que Galicia “merecía una situación excepcional”, como fue la mayoría absoluta que consiguió mantener el partido en el Pazo do Hórreo con 41 escaños.
“Hoy Galicia está en una situación política excepcional”, subrayó, justo antes de remarcar que no se puede entender la “esperanza” depositada por los gallegas en este partido como “un premio”, sino como una “obligación” para los próximos cuatro años. Y es que, relató, el “préstamo de confianza” de los gallegos implica una “serie de deberes” para los próximos cuatro años. “Renovamos y actualizamos nuestro contrato con Galicia para gobernar con la máxima responsabilidad, asegurar la estabilidad y velar por la unidad”, apostilló.

Sin mesías
“Los gallegos no somos un pueblo de mesías, salvapatrias o soberbios proféticos: nos gusta más hacer que decir. Yo intenté completar un gobierno que le guste más hacer que decir y escogí un conjunto de hombres que llevaban un tiempo trabajando juntos”, explicó en relación a su gabinete, en el cual repiten todos los conselleiros desde los últimos cambios realizados en octubre de 2015.
Sobre su equipo, a quien presentó a su partido, señaló que se trata de un gobierno “humilde”, que “sabe que comete errores”, que “titubea” y que “tiene dudas”. “Pero que también acierta y que seguirá siendo sincero con su pueblo porque no le importó decir a veces que no era posible hacer algunas cosas”, subrayó. Así, sostuvo que es momento de seguir adelante para “dejar atrás el fantasma de la recesión” y “establecer los pilares del futuro del país”. En este sentido, aseguró que su partido es consciente de la necesidad de integrar en este proyecto a la gente que “perdió la fe en la política” y que “abandonó los partidos políticos y se fue hacia movimientos populistas”.
Pese esta pulla, apostó por “tender la mano” a las fuerzas de la oposición, siempre que estas defiendan determinados asuntos, como “darle calidad” a la educación y apostar por la Formación Profesional y mejorar el agro, el mar y el sector lácteo, entre otras cosas. Y es que el propósito, según Feijóo, es que “Galicia no sea más que nadie pero que no acepte menos de lo que le corresponde”. n

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