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jueves | 18 abril | 2024
La Fiscalía pide una pena total de 42 años de prisión para José Luis L.P., presunto autor del disparo que acabó con la vida de un joven en la noche de San Juan del año pasado, en la playa de Arealonga en Chapela (Redondela), y le acusa de un delito de asesinato, un asesinato en grado de tentativa, un homicidio en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas.
En concreto, en su escrito de conclusiones el fiscal considera que el varón –en prisión provisional desde su detención– disparó con un revólver a la víctima, cuando le recriminó que orinase desde una barandilla sobre unas chicas que estaban en la playa. Además, le acusa de intentar matar a una persona que fue a socorrer al joven y de tratar de disparar también a los agentes que fueron a detenerle.
El Ministerio Público entiende también que el acusado cometió los hechos en sus plenas facultades volitivas e intelectivas, y añade que no ha quedado acreditado que hubiera ingerido bebidas alcohólicas que limitasen sus facultades. Por ello, pide para él 20 años de cárcel por un delito de asesinato, diez por intento de asesinato, diez por homicidio en grado de tentativa y dos años por tenencia ilícita de armas. Además, aplica la agravante de reincidencia en relación con este último delito, puesto que ya fue condenado en cuatro ocasiones anteriores por tenencia ilícita de armas o delito de arma prohibida.
Reclama que se le prohíba comunicarse y acercarse a menos de 200 metros de los parientes de la víctima durante treinta años; y con la persona a la que intentó disparar durante veinte. A mayores, pide que se le prive del derecho a la tenencia y porte de armas cinco años, y que indemnice a los familiares del fallecido en la cantidad que corresponda.
Los hechos
El relato de los hechos realizado por la Fiscalía concluye que el día de San Juan de 2017, el acusado se dirigió al anochecer a las inmediaciones de la playa de Arealonga portando consigo un revólver. Sobre las 05.00 horas, se aproximó a una barandilla y “orinó o intentó orinar” sobre unas chicas que estaban más abajo en la playa. Al ver esto, Daniel Beltrán le recriminó su conducta al varón, a lo que este respondió sacando el revólver y disparándole “a contacto”, es decir “a cañón tocante con el pecho”. Daniel Beltrán no tuvo “ninguna posibilidad de defenderse”, y falleció a consecuencia del disparo.
Una persona acudió entonces a socorrer al joven en el suelo e increpó al agresor, momento en que este también le apuntó con el revólver. Esta persona echó a correr mientras el acusado realizaba otro disparo, sin conseguir darle.
