Un miembro de Resistencia Galega se arrepiente de emplear la violencia

Un miembro de Resistencia Galega  se arrepiente de emplear la violencia
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El acusado de Resistencia Galega Xurxo Rodríguez Oliveira mostró ayer en un juicio su arrepentimiento por haber usado la violencia con fines políticos y reconoció que los explosivos con los que fue detenido eran para atentar contra el PPdeG de Moaña.
La Audiencia Nacional juzgo ayer a Xurxo Rodríguez Oliveira y a Carlos Calvo Varela, para cada uno de cuales el fiscal Carlos Bautista pedía 17 años de prisión por delitos de integración terrorista y tenencia de explosivos con fines terroristas.
No obstante, al final de la vista el fiscal mantuvo su petición para Carlos Calvo pero rebajó la solicitud de pena para Xurxo Rodríguez a seis años de cárcel y otros tantos de libertad vigilada ante su colaboración activa al reconocer los hechos y su renuncia al uso de la violencia para conseguir objetivos políticos.
En su informe el fiscal recordó que el Tribunal Supremo ha concluido el mes pasado que Resistencia Galega es una organización terrorista y destacó que es la primera vez que en un juicio en la Audiencia Nacional un acusado reconoce la existencia de esta banda y que su fin es la independencia de Galicia mediante el uso de la violencia.
Carlos Calvo negó su pertenencia a Resistencia Galega y que hubiera entregado explosivos a Xurxo Rodríguez en el parque Castrelos de Vigo el 15 de septiembre de 2012 poco antes de ser detenidos ese día en dicho lugar y aseguró que quedó con él para preparar un reportaje sobre los seguidores del equipo de fútbol Celta conocidos como “celtarras” ya que es periodista.
Sin embargo, Xurxo Rodríguez aseguró que Carlos Calvo le entregó en el parque los explosivos que llevaba en una mochila y que fueron encontrados por la Policía en el maletero del coche usado ese día por el primero.
Xurxo Rodríguez añadió que entonces llevaba tres meses como militante de Resistencia Galega haciendo uso de la violencia con el fin de conseguir la independencia de Galicia y que les habían dado instrucciones de organizar un grupo.
En este sentido confesó que había participado en la vigilancia de la sede del PP de Moaña, que era el objetivo para el que se iban a usar los explosivos.
No obstante, aseguró en la vista que renuncia al uso de la violencia para conseguir objetivos políticos y reconoció que cometió errores porque se sintió presionado, aunque apostilló: “Asumo mi responsabilidad, me arrepiento y pido perdón”.
Por su parte, Carlos Calvo aseguró que rechaza la violencia y que desconoce incluso la existencia de Resistencia Galega.
Explicó que su relación con un profesor de Historia de la Universidad de Santiago y su pareja, detenidos por su supuesta relación con Resistencia Galega, se circunscribía a que eran vecinos y por la relación académica con el primero ya que él estudió en la Facultad de Filosofía donde el primero daba clases.
El abogado de Carlos Calvo pidió la absolución para su cliente, comentó que espera que sea la última vez que un acusado presta una declaración en un juicio reconociendo unos hechos para rebajar su pena.
Dos guardias civiles y un policía nacional consideraron que Resistencia Galega es la heredera del Exército Guerrilheiro.
También advirtieron de la escalada en sus objetivos, que han pasado de empresas a atacar a partidos políticos y a personas que consideran “españolistas” enemigos de Galicia.

Un miembro de Resistencia Galega se arrepiente de emplear la violencia

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