La marea de solidaridad vuelve a Muxía para recuperar el santuario

Marea blanca fue el término con el que se bautizó en 2002 a los voluntarios que se desplazaron hasta Galicia para librar una ardua batalla contra la piscina de fuel del petrolero “Prestige”. Aquello fue un ejemplo de solidaridad que once años después regresa.
Muxía es otra vez zona cero. Ardió su templo. El alcalde, Félix Porto, solo tiene buenas palabras al mentar las llamadas que ha recibido de cientos de personas de todo el país ofreciendo su ayuda. “A todos ellos, solamente puedo decirles, muchas gracias”.
La hipótesis que manejan los técnicos sobre la causa del fuego registrado el día de Navidad se centra en la caída de un rayo.
Manuel Carrera, el hombre que más cerca vive del templo, puesto que habita una de las dos casas situadas en los aledaños –la otra está vacía– fue de los primeros en enterarse de las llamas.

desolación
“Vivo ahí arriba”, detalló, y relató que sintió “un estruendo en casa, sobre las siete menos cuarto. Estaba mi hija Bibiana. Fue la primera que salió y grabó imágenes en cuanto empezó a arder. Ahora ella no se mueve de casa, no para de llorar”.
“Yo le digo que si en su momento salimos adelante, cuando sucedió la marea negra, ahora toca otra batalla y tenemos que salir de ella fortalecidos”.
Con él coincide Manuel Blanco Muñiz, un tocayo, al garantizar que “en recuperar esto vamos a colaborar todos, Muxía, toda la comarca, toda Galicia”.
Otro hombre, Daniel Castro, que se disculpa por no encontrar las palabras para reflejar “el dolor que se mete en uno”, no acierta a ver, por la emoción que lo embarga, que sí expresa con claridad el sentir de un pueblo, el suyo.
El subdirector de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Xunta, Manuel Chaín, señaló que los técnicos trabajan para dar “seguridad” a esta construcción arrasada por la lumbre. n

La marea de solidaridad vuelve a Muxía para recuperar el santuario

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