Los ataques de los jabalíes destrozan varias cosechas en lugares de Doniños

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reportaje de lorena romero carballo

Hace tan solo unos días Unións Agrarias denunciaba públicamente una nueva oleada de ataques de jabalíes en la comarca de Ferrolterra. El colectivo instó a la Xunta a tomar medidas al respecto para frenar los daños que los animales provocan en las cosechas de la zona. Por su parte, desde la administración autonómica se recordó que en un año se autorizaron unas 13.000 batidas cuyo resultado se tradujo en la captura de más de diez mil piezas. Los municipios de  Cariño, Ortigueira, Cedeira y Moeche figuran entre los más afectados de la comarca. Aún así, en la actualidad los daños se registran también en otros como Narón y Ferrol, en los que el sector agrícola ocupa a una población menor. En lo que respecta al concello ferrolano, vecinos de Doniños han dado nuevamente la voz de alarma para poner fin a los destrozos que los jabalíes causan en campos y cosechas, bien sean para autoconsumo o destinadas a la venta.
La lucha contra los daños provocados por estos animales viene de hace tiempo. La situación se complicó hace un par de años, según recuerdan desde la Asociación de Vecinos San Román, de Doniños. Por aquel entonces, desde la entidad decidieron remitir una serie de escritos tanto al Ayuntamiento como a la Xunta, para tratar de erradicar los problemas causados por los jabalíes. La respuesta nunca llegó por parte del consistorio, lamentan, y tan solo la administración autonómica atendió las reivindicaciones vecinales autorizando una batida. Eso sí, tras reunir desde la AVV unas trescientas firmas de vecinos informando sobre los problemas que la especie estaba causando en la zona de Doniños.
El maíz y las patatas son dos de los productos más afectados por los jabalíes. Los destrozos, aseguran algunos, son “incalculables” y la ayuda prestada por las administraciones, insuficiente. “Hay gente que vende parte de la cosecha pero si no están dados de alta como explotación agraria la Xunta no responde”, aseguran. Ante la falta de alimento los animales recurren a las cosechas de la zona, con los consiguientes daños que tanto a nivel agrícola como económico generan en los propietarios de las mismas. Los campos quedan completamente “arrasados”, las huertas llenas de agujeros y los agricultores sin cosechas, ni para la venta ni para el propio consumo.
Y en la necesidad de un mayor  control sobre la población de jabalíes inciden también desde la asociación vecinal Prioriño, donde tienen constancia de la existencia de varios problemas con esta especie. El asunto se plantea anualmente al consistorio a través de las reuniones que se convocan previas a la elaboración del presupuesto municipal. En las convocatorias de los presupuestos participativos se denuncia la situación ante los políticos locales y en las mismas incluso se llegaron a proponer, recuerdan desde la entidad, batidas de jabalíes para tratar de controlar el exceso de población. Algunas entidades vecinales de la zona de Doniños reconocen que la solución del problema traspasa el ámbito municipal. Por su parte, desde el concello ferrolano, el nuevo equipo de gobierno aseguraba no tener constancia de denuncia alguna sobre los daños que los animales están causando en la zona de Doniños.
No son la única zona del rural con esta problemática y, de hecho, en Covas, se están multiplicando desde hace dos meses no solo los avistamientos de estos animales, sino también las invasiones en huertas, campos de patatas e incluso algunos jardines particulares. La última ocasión, una madre con más de media docena de crías, hace solo unos días.
El responsable comarcal de Unións Agrarias, Ángel Alvariño, alertó sobre los problemas que los jabalíes provocan en las fincas de la comarca. La reticencia de los afectados en denunciar la situación complica la concesión de las pertinentes autorizaciones autonómicas para organizar batidas. Además, explica Alvariño, “ahora no se conceden compensaciones económicas y hay menos denuncias”. De todos modos, el responsable comarcal de Unións Agrarias incide en que “los afectados aseguran que no quieren compensaciones económicas, que lo único que quieren es recoger lo que siembran, sus cosechas”. El momento actual es, según Alvariño, “terrorífico” en la comarca y ni siquiera la instalación de pastores en las fincas –un mecanismo de cierre que produce descargas eléctricas en caso de que se toque– frena los excesivos daños que provocan los animales.

Denuncias > La Consellería de Medio Rural anima a los afectados por los daños a informar sobre los mismos. De este modo, serán registrados y los tecores podrán realizar batidas en un área determinada para controlar las poblaciones y minimizar daños. Desde la administración autonómica aseguran que actualmente se están autorizando “coa maior axilidade posible” las batidas al registrarse una intensa actividad comunicada “polos canais establecidos”, que no son otros que los concellos, las organizaciones profesionales agrarias y los departamentos de Medio Rural.


 

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