El juez rechaza el recurso del exobispo de Tui para invalidar las escuchas del caso “Retablo”

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, Luis Aláez, rechazó en un auto invalidar la escuchas telefónicas de la operación “Retablo” tal y como pedían en un recurso interpuesto por parte de algunos de los implicados en el caso.
Según informaba ayer “El País”, Aláez firmó el 28 de abril un auto en el que declinaba dicha solicitud, lo que en definitiva supone sentar en el banquillo de los acusados a, entre otros, el exobispo de Tui, José Diéguez Reboredo, quien permanece imputado en la causa.
Junto a Reboredo, el ecónomo de la diócesis de Tui, Benito Estévez, y el cura de la parroquia de Paraños, en Covelo, Juan Sobrino, mantienen sus imputaciones, ya que Aláez, quien también instruye el descarrilamiento del tren Alvia en Santiago el 24 de julio del año pasado y está a punto de abandonar el juzgado de instrucción porque ha conseguido plaza en otro de lo penal, declinó sobreseer la causa contra ellos.
En cuanto al resto de implicados en el caso “Retablo”, según la investigación, el exfuncionario de Cultura, Carlos Gómez-Gil de Aizpurua, aprovechaba su condición laboral para interceder en las subvenciones para reparaciones en patrimonio eclesiástico y sacar rédito económico por su “intercesión”.

nuevas diligencias
Por su parte, otro de los implicados, José Manuel Rey Pichel, ex arquitecto de la SA de Xestión do Xacobeo, interpuso también un recurso en el que solicitaba la realización de más diligencias, lo que el juez también rechazó.
En el mismo auto, el instructor ordenaba la búsqueda de Manuel López Carballa, empresario también imputado, quien además confesó su participación en la trama corrupta “aburrido de los chantajes”.  
Según “El País”, Carballa encaminó a los investigadores sobre la estructura de la trama. Así, fue este empresario, al que el juez ordena buscar en su domicilio de Vigo y de no localizarlo allí ponerlo en busca y captura, quien dijo que “todo el mundo sale beneficiado: el Obispado hace su obrita subvencionada, Pichel se lleva su parte por los proyectos y Carlos –Gómez-Gil Aizpurua– hace de intermediario en todo”, dijo de una obra para restaurar patrimonio del obispo para la que le contrataron.