Galicia se queda sin niños y libra una dura batalla contra el declive demográfico

Galicia se queda sin niños y libra una dura batalla contra  el declive demográfico
09 septiembre 2011 página 42 / 19 enero 2014 página 55 PAMPLONA (NAVARRA), 07/09/2011.-Una profesora da la bienvenida a sus alumnos en una de las clases del Colegio Público Virgen Blanca de Huarte, en una jornada en la que hoy comienz

Corregir el grave declive demográfico, fomentar la natalidad y, por tanto, tomar conciencia de la necesidad de poner coto a la sangría poblacional, “urge”, y a lo largo de este 2014 las llamadas de atención fueron constantes.
De la radiografía de una Galicia sin niños, y de lo que ello supone, se hicieron eco todo este curso tanto la conselleira de Trabajo y Bienestar, Beatriz Mato, como los expertos, y este último es el caso del economista Manuel Blanco Desar, uno de los articulistas participantes en un extenso ensayo – “Galicia, un pobo con futuro?”– que ha visto recientemente la luz y está centrado en esta “alerta roja”.
La ínfima tasa de reposición, la emigración y el descenso de la llegada de inmigrantes son algunas de las batallas a las que se ha de enfrentar la comunidad, ya que hunden sus cifras poblacionales.
El 86% de los ayuntamientos perdieron vecinos en los últimos años, y Galicia desciende de los 2,75 millones de habitantes por primera vez desde el año 2002. Ello significa que “cada hora” el censo sufre un nuevo golpe con dos bajas, que “no lo dejan K.O. pero sí tocado”.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Galicia tenía un total de 2.748.695 habitantes a fecha de 1 de enero de 2014, una cifra que está por debajo de la barrera de los 2,75 de 2002, y que supone una pérdida de 15.558 residentes con respecto a 2013, la mayor aproximación al dato histórico de 1998, cuando se registró una caída del número de empadronados “preocupante”: de 18.078 gallegos.
Ante estos hechos, a lo largo de este año 2014 fueron muchas y constantes las llamadas de atención de políticos, científicos, educadores y sociólogos, quienes avisaron de la necesidad de incluir en la agenda política el denominado suicidio demográfico.
Blanco recordó que la crisis demográfica se inició en el año 1983 –pasando por diferentes fases hasta estabilizarse “en la depresión”– ve en Galicia, a diferencia del resto de Europa, una serie de peculiaridades: la falta de reacción, “la velocidad y la intensidad” de este episodio.

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