El fiscal pide la absolución del acusado de intentar quemar a su novia

El fiscal pide la absolución del acusado de intentar quemar a su novia
El fiscal pide la absolución del hombre acusado de intentar quemar a su novia en Lalín en 2006 por el antagonismo en las versiones que han dado ambos en el juicio hoy en la Audiencia de Pontevedra, y la "contradicción grosera" de la d

El fiscal pide la absolución del hombre acusado de intentar quemar a su novia en Lalín en 2006 por el antagonismo en las versiones que han dado ambos en el juicio hoy en la Audiencia de Pontevedra, y la "contradicción grosera" de la de ella en comparación con la que hizo en la instrucción de la causa.

José Carlos C.A. ha alegado que fue su novia quien lo roció de alcohol cuando ambos tenían una discusión en la que él y no ella, como sostiene la acusación, le comunicó que quería cortar la relación; que su reacción fue empujarla y en eso se encendió el mechero que aquella llevaba encima, y que no sabe cómo sucedió.

La mujer, que según el escrito de acusación logró apagar el fuego en la bañera del cuarto de baño de la vivienda que compartían, ha sostenido que fue su novio quien la roció de alcohol y encendió el mechero, y que la amenazó diciéndole: "viva de aquí no vas a salir".

Tras escuchar a las partes, el fiscal ha pedido la absolución de José Carlos C.A. pero ha añadido que no se opondría a la condena si la acusación particular puede sostener mejor que él sus conclusiones iniciales, que ha elevado a definitivas.

En principio, el ministerio público pedía 10 años de prisión y 200.000 euros de indemnización para la mujer, quien tuvo que pasar un mes en el hospital y 20 meses impedida para sus actividades diarias, además de las cicatrices, que requieren aún cirugía plástica, y un trastorno por estrés postraumático.

El fiscal ha concluido que no se dan los requisitos para sostener la condena en casos como éste, en el que prácticamente la única prueba es la versión de la víctima.

En estos supuestos se necesita, entre otros requisitos, una cierta credibilidad objetiva en el testimonio, verosimilitud y reiteración en las declaraciones, circunstancias que a su juicio no se han dado.

Así, el fiscal ha llamado la atención sobre las versiones cambiantes de la víctima durante las distintas fases de la instrucción.

La mujer dijo en un principio que la agresión se produjo en el dormitorio de la vivienda y después en el salón, que el acusado había gritado que pretendía que los dos se quemasen, y luego que solo la había rociado a ella con alcohol.

También ha encontrado raro la "memoria selectiva" de la mujer, que no recordaba qué dijo a los vecinos que la atendieron cuando salió al descansillo de la vivienda; e igualmente ha llamado la atención sobre las quemaduras de la mujer en las manos, compatibles a su entender con que fuese ella la que sostenía la botella de alcohol.

La mujer ha declarado en la vista oral que los abusos se remontaban ya al comienzo de la relación, en 2000, cuando la pareja residía en Portugal, donde "dejó las paredes manchadas de sangre" por supuestas y repetidas agresiones, en las que casi la mató "ahorcada".

La pareja siguió junta, no obstante, e incluso fue de viaje a Brasil, a casa de la familia de ella, donde, siempre según la víctima, recibió una paliza delante de su madre.

En el juicio también se ha debatido una discusión entre la pareja unos días antes del día de los hechos, en la que la mujer supuestamente tomó un casco de botella roto y amenazó al hombre, a lo que ella ha replicado en la vista que no fue tal amenaza sino un comentario ante el hombre y otra mujer que estaban en el domicilio consumiendo cocaína y la emplazaban a hacer lo propio, sin éxito.

El fiscal entiende que las quemaduras sufridas por la mujer eran solo en la parte del pecho, donde no estaba tapada por la prenda que llevaba, algo que también le ha causado sorpresa, al entender que la ropa empapada de alcohol también facilita las quemaduras.

Como la relación entre la pareja ya era mala, con peleas y amagos de separación constantes, el fiscal considera que la credibilidad objetiva de la mujer como testigo estaba igualmente comprometida.

Ha mantenido, en todo caso, las conclusiones iniciales, a expensas de que la acusación particular las pudiese sostener mejor.

El abogado de la mujer ha sostenido, en ese sentido, que las contradicciones en las declaraciones eran explicables por el tiempo transcurrido, y que le parece inverosímil que las lesiones sufridas por la mujer fuesen producto de "cuatro gotas, de forma accidental, mientras se caía para atrás".

La defensa del acusado se ha adherido a las conclusiones del fiscal.

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