Feijóo vuelve a ser el niño de Os Peares entre los abrazos de sus vecinos

Feijóo vuelve a ser el niño de Os Peares entre los abrazos de sus vecinos
Feijóo posa con varios vecinos de Os Peares durante la visita que realizó a su pueblo

Alberto Núñez Feijóo abandonó su localidad natal con 14 años, aunque antes ya se había ido a estudiar a un internado a León. Pero en pleno ecuador de la campaña electoral volvió a ser “el niño de Os Peares” por un día, el “nieto de la señora Eladia”, al que sus vecinos aclamaron en una visita a este pueblo partido por tres ríos, cuatro ayuntamientos y dos provincias (Lugo y Ourense), que el candidato popular ya convirtió antes en símbolo de la “Galicia única”.
El “acto más importante de la campaña”, previsto inicialmente para la jornada de arranque, aunque tuvo que ser suspendido por el accidente de tren de O Porriño, fue dulce para Feijóo, recibido con carteles en el que sus vecinos se declaraban “orgullosos” de su “presidente”. De él y de su familia, los periodistas solo escucharon buenas palabras, emprezando por las de Rosa, propietaria de su casa natal.
Y es que Rosa y su marido compraron hace unos años la casa que “llevaba la abuela Eladia”, con ultramarinos –también estanco– y panadería–, una vivienda grande de piedra en la que los Núñez Feijóo vivieron de alquiler junto con otros familiares y cuya parte solo adquirió la madre de Feijóo, “el hijo de Sira y Saturnino”, durante un breve tiempo, para finalmente volver a venderla.
Rosa relata como Feijóo mantuvo durante un tiempo una habitación con apuntes y libros suyos, a petición de su madre, pero “hace un par de años que se llevó todo”. “Ahora no tiene nada aquí”, explicó, una idea en la que incidió el propio candidato, cuando uno de sus vecinos le advirtió que no se podía “invitar a su casa” sin poner “unos vasos de vino”.
De ello se encargó la propia Rosa, de poner unos vinos, empanada y queso al final del acto, ante lo que Feijóo se mostró muy agradecido. No en vano, acabó su discurso con un efusivo: “¡Viva el vino de la Ribeira Sacra!”. Previamente, había rememorado historias de su infancia y como su abuela –a la que se sentía muy unido– le convencía de que el pan duro “era el mejor” para comer.
Feijóo recordó que, al tener una panadería como negocio, el pan duro era “el que se comía en casa”, porque “el fresco había que venderlo”. También rememoró como aprendió a “llevar las cuentas” de un ultramarinos, “el Corte Inglés de Os Peares”, y se refirió a la “competencia”. “Había varios Corte Inglés en Os Peares”, reflexionó, en tono de broma, antes de referirse al de un vecino a pocos metros enfrente de su vivienda: “O Alpargateiro”.
El jefe de filas del PPdeG contó que “O Alpargateiro” tenía un “perro muy malo” que no le tenía simpatía y al que “era difícil acercarse”. “Debe ser porque era de la competencia”, bromeó, para añadir que no podía defenderse porque su abuela prefería “tener gatos”. Su afán de control del déficit viene –aseguró– de lo que aprendió en su tienda.
Feijóo presentó a sus vecinos a los periodistas que le siguen en la caravana electoral, “muchos más que vecinos” hay en el lugar de “O Coitelo”, pero recordó que no siempre fue así. Rememoró que cuando sus vecinos compraban “en la tienda de la señora Eladia” y como “siempre pagaban”. “Bueno, a veces se les apuntaba; dábamos crédito, pero sin intereses ni usura”, matizó, con la voz entrecortada.
Entre sus vivencias, recordó que fue en la localidad ourensana donde aprendió que “cuando vienen mal dadas hay que renunciar a algunas cosas” y que entonces cuando interiorizó que “la familia nunca pide nada.

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