El incendio de una nave industrial de Caldas desata el pánico entre los vecinos

El incendio de una nave industrial de Caldas desata el pánico entre los vecinos

Un incendio arrasó ayer en cuestión de minutos la nave de la empresa Frigoríficos Devesa en Veigas de Almorzar (Caldas). Cuando a las 11.30 horas comenzaron las llamas nada podía hacer presagiar que el fuego adquiriría tales dimensiones y acabaría reduciendo a cenizas la práctica totalidad de las instalaciones, que albergaban en su interior cámaras frigoríficas que se alquilaban para el almacenamiento de productos congelados.

No está claro el origen del incendio, que en un primer momento amenazó con propagarse a otras naves en las que había productos químicos. Los trabajadores de Indalsu, situada justo al lado, tuvieron que movilizarse in extremis para evitar que las llamas alcanzasen a sus instalaciones. El caos era total en la zona, con personas corriendo de un lado a otro, intentando echar una mano y otras —propietarios de la nave calcinada y familiares — con lágrimas en los ojos al ver cómo todo su trabajo se hacía cenizas.

La voracidad de las llamas rememoró el desastre de Brenntag después de cinco años

Un cuarto de hora tardaron en llegar los primeros efectivos de bomberos, cuando la Policía Local d y la Guardia Civil ya estaban en el lugar. Conforme pasaban los minutos fueron congregándose en hasta doce dotaciones de bomberos y vehículos de Protección Civil de la comarca, que centraron sus esfuerzos en asegurar el perímetro y garantizar que ninguna otra nave se viera afectada.

La nave de Frigorícos Devesa, de 5.000 metros cuadrados de superficie, ya estaba entonces envuelta en llamas y desprendía una intensa humareda negra que podía percibirse desde mucha distancia. En el interior de la nave prácticamente no se salvó nada. Ardieron las siete cámaras frigoríficas, algunas de las que contenían en su interior hasta 1.500 toneladas de producto. Partes del techo —de chapas— acabaron derrumbándose y las oficinas también resultaron afectadas. Lo único que resistió fue la estructura metálica. La rapidez de propietarios, trabajadores y voluntarios que no dudaron en echar una mano permitió también salvar alguna maquinaria y productos almacenados.

Las labores de extinción fueron seguidas por multitud de personas cuyas caras reflejaban la magnitud del desastre. Todos tenían en mente la tragedia generada hace cinco años y medio por la explosión de la química Brenntag a escasos metros de distancia, en el otro margen de la carretera N-640. El humo negrísimo que salía de la nave incendiada hacía rememorar aquellos hechos. E incluso llegó a tenerse también por un vertido al río Umia que, finalmente, pudo ser contenido.

El incendio tuvo en vilo a los vecinos de Caldas durante horas. Tras controlar el incendio, los bomberos y equipos de emergencias se centraron en garantizar la estabilidad de la nave y evaluar cualquier riesgo de derrumbe.

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